jueves, 17 de diciembre de 2015

"Pille a su pareja haciendo algo agradable... y hágaselo saber"

Esta es una Técnica utilizada dentro de la Terapia de pareja y está destinada a mejorar el clima emocional.

Esta técnica resulta sencilla y produce un alto valor gratificante para la pareja. Se trata de que cada uno de los miembros debe registrar de manera puntual, las conductas, detalles, etc., que el otro miembro haga a lo largo de la semana y que hayan sido valoradas de forma positiva por el receptor o miembro observador. Es decir, cada uno ha de estar pendiente, no de cuándo lo hace mal el otro, sino que ha de estar muy pendiente para detectar cualquier pequeño cambio positivo, gesto, detalle o comentario positivo del otro y que para sí mismo sea positivo. El objetivo es romper la focacalización en el comportamiento negativo del otro miembro, que ha llevado a un estilo atribucional especial ("lo hace porque sabe que me molesta"). Cada dos días, ambos miembros se intercambiarán los registros, para que cada uno de ellos, pueda comprobar cuáles son las actividades o conductas que lleva a cabo y que producen un efecto gratificador en el otro y mutuamente se agradecen tales comportamientos positivos (con una sonrisa, un guiño, una palabra cariños, etc). Esto supone, además de la visión más positiva de cada uno sobre su pareja, un refuerzo positivo de tales conductas que supone el hecho de que la pareja las detecte y valore abiertamente.

La base de este ejercicio, la encontramos en las propias leyes del comportamiento, según las cuales todo comportamiento que se vea favorecido positivamente, a corto o largo plazo, tenderá a repetirse.

Esta técnica, pese a que suele ser muy positiva, puede llevar consigo algunos problemas que podrían disminuir los efectos deseados. Uno de ellos es la atribución por alguno o los dos miembros, de que el otro se comporta de forma gratificante sólo porque el terapeuta se lo ha indicado, no porque realmente lo desee. Aquí, se deberá dejar claro que la iniciativa para realizar ese comportamiento se produce por parte del propio individuo, siendo el terapeuta el que guía esa forma de gratificación.

Otro de los problemas que puede surgir, es quién inicia el cambio. En este caso, nos podemos encontrar con miembros que manifiestan que ya lo han intentado en muchas ocasiones, sin que el otro pusiera de su parte. Aquí es importante resaltar los propios objetivos a alcanzar con la terapia, que no pueden excusarse en la idea de que el otro no ha iniciado la tarea, sino recordar su compromiso personal por mejorar la situación. También puede ocurrir que el tipo de gratificaciones que empleen ambos miembros resulten repetitivas, para lo que el terapeuta deberá planificar e insistir en el tipo de comportamientos más adecuados, enseñando a ambos miembros la utilización de los recursos de cuales disponen.