jueves, 28 de mayo de 2015

La Ira: sus Mitos y Realidad


Varios mitos perpetuan y refuerzan nuestras creencias irracionales sobre la ira y cómo manejarla (Borcherdt, 1989). Veamos esos mitos y la realidad.

Mito1: "La ira es causada por un evento, una situación, o la conducta de otra persona, todas situaciones fuera de uno mismo. La gente no tiene control sobre su ira, la ira es algo que le sucede a uno."

Realidad: Somos responsables de nuestra propia ira, tanto de sus causas como de cómo se maneje. Si creemos que no somos responsables de nuestra ira, la manejaremos pobremente y ella nos manejará a nosotros.

Mito 2: "Es sano el expresar la ira. Me siento mejor luego de haber expresado mi ira".

Realidad: Tanto el sentirnos enojados y expresar la ira o no expresarla puede tener consecuencias en nuestra salud. Entre ellas estan los problemas cardíacos, alta presión (que lleva a derrames cerebrales), síntomas gastrointestinales, depresión del sistema inmunológico, y otros problemas de salud.
Algunas veces hay un alivio breve, inmediato y placentero luego de haber expresado la ira. La ira nos da un sentimiento temporario de fortaleza, poder, y control, ocultando así los sentimientos de dolor, rechazo, impotencia, e ineptitud. Cuando expresamos la ira, nos sentimos que estamos manejando un problema práctico (por ejemplo haciendo que una persona que se está comportanto incorrectamente, corrija su conducta). Una persona que se enoja fácilmente y que está obsesionada con la ira, está también obsesionada con el sufrimiento.

Mito 3: "Mis dos únicas opciones con respecto a la ira o bien expresarla o guardarla".

Realidad: De hecho hay otra opción. Bajar, reducir, o rechazar su ira en lugar de expresarla o guardarla. Practique el rechazar su ira modificando sus creencias irracionales y conversaciones mentales.
El expresar el enojo no significa liberarse de él. El expresar la ira es practicarla. El practicar la ira lo hace más vulnerable a enojarse y expresar su ira cuando se sienta frustrado en el futuro.

Mito 4: "El expresar la ira atrae la atención de los demás, hace que uno consiga lo que quiere, y reduce las posibilidades de que los demás se aprovechen de uno.  La gente necesita que se la confronte cuando obra mal y que también se le de una lección".

Realidad: El expresar mucho su ira o amenazar con expresarla, por lo general consigue lo que usted quiere, pero por corto plazo.
A largo plazo, las expresiones graves de ira dañan las relaciones e invitan al destinatario de su ira a que guarde resentimiento o a buscar represalias. Los estallidos de ira generan resentimiento, amargura, y distancia en las relaciones. La ira engendra ira.
Si usted está en una posición de poder sobre otra persona y expresa mucha ira, es posible que esa persona le devuelva la ira. Sin embargo, las personas que están en una posición de subordinación con frecuencia se vengan de sus ataques de ira de una manera oculta, a veces socavando metas importantes.

Reemplace la ira con firmeza y disgusto. Afirme y plantée sus sentimientos o derechos sin manifestar mucha ira o emoción intensa. Sea firme en lugar de colérico.
Póngase enojado y estúpido o disgustado y perspicaz. Usted va a pensar con más claridad cuando esté disgustado (un estado emocional menos intenso que la ira) y va a resolver los problemas más eficazmente. La observación: "La gente cuando se enoja se pone estúpida". Maneje su ira o ella lo manejará a usted.

martes, 26 de mayo de 2015

Inteligencia Emocional

El Modelo de Inteligencia Emocional de Mayer y Salovey (1997)

Las cuatro habilidades emocionales planteadas por estos autores son: “la habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud; la habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para comprender emociones y el conocimiento emocional; y la habilidad para regular las emociones pro- moviendo un crecimiento emocional e intelectual” (MAYER y SALOVEY, 1997, 5).

La percepción emocional

En la base de la pirámide se encontraría la percepción emocional. Esta destreza emocional consiste en la habilidad para identificar y reconocer tanto los propios sentimientos como los de aquellos que te rodean. Implica prestar atención y descodificar con precisión las señales emocionales de la expresión facial, movimientos corporales y tono de voz. Esta habilidad se refiere al grado en el que los individuos pueden identificar convenientemente sus propias emociones, así como los estados y sensaciones fisiológicas y cognitivas que éstas conllevan. Por último, esta habilidad implicaría la facultad para discriminar acertadamente la honestidad y sinceridad de las emociones expresadas por los demás.

La facilitación o asimilación emocional

La facilitación o asimilación emocional implica la habilidad para tener en cuenta los sentimientos cuando razonamos o solucionamos problemas. Esta habilidad se centra en cómo las emociones afectan al sistema cognitivo y cómo nuestros estados afectivos ayudan a la toma de decisiones. También ayudan a priorizar nuestros procesos cognitivos básicos, focalizando nuestra atención en lo que es efectivamente importante. En función de los estados emocionales, los puntos de vista de los problemas cambian, incluso mejorando nuestro pensamiento creativo. Es decir, esta habilidad plantea que nuestras emociones actúan de forma positiva sobre nuestro razonamiento y nuestra forma de procesar la información.

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La comprensión emocional

La comprensión emocional implica la habilidad para desglosar el amplio y complejo repertorio de señales emocionales, etiquetar las emociones y reconocer en qué categorías se agrupan los sentimientos. Además, implica una actividad tanto anticipatoria como retrospectiva para conocer las causas generadoras del estado anímico y las futuras consecuencias de nuestras acciones. Igualmente, la comprensión emocional supone conocer cómo se combinan los diferentes estados emocionales dando lugar a las conocidas emociones secundarias (i.e., los celos pueden considerarse una combinación de admiración y amor hacia alguien junto con un matiz de ansiedad por miedo a perderla debido a otra persona). Por otra parte, incluye la habilidad para interpretar el significado de las emociones complejas, por ejemplo, las generadas durante una situación interpersonal (i.e., el remordimiento que surge tras un sentimiento de culpa y pena por algo dicho a un compañero, de lo que te arrepientes ahora). Contiene la destreza para reconocer las transiciones de unos estados emocionales a otros (i.e., la sorpresa por algo no esperado y desagradable, el enfado posterior y su expresión, y finalmente, el sentimiento de culpa debido a esa manifestación de ira desmedida) y la aparición de sentimientos simultáneos y contradictorios (i.e., sentimientos de amor y odio sobre una misma persona).

La regulación emocional

La regulación emocional es la habilidad más compleja de la IE. Esta dimensión incluiría la capacidad para estar abierto a los sentimientos, tanto positivos como negativos, y reflexionar sobre los mismos para descartar o aprovechar la información que los acompaña en función de su utilidad. Además, incluye la habilidad para regular las emociones propias y ajenas, moderando las emociones negativas e intensificando las positivas. Abarca pues el manejo de nuestro mundo intrapersonal y también el interpersonal, esto es, la capacidad para regular las emociones de los demás, poniendo en práctica diversas estrategias de regulación emocional que modifican tanto nuestros sentimientos como los de los demás. Esta habilidad alcanzaría los procesos emocionales de mayor complejidad, es decir, la regulación consciente de las emociones para lograr un crecimiento emocional e intelectual (MAYER y SALOVEY, 1997, 5).

Estas cuatro ramas forman una jerarquía, de forma que la percepción de emociones es la habilidad de nivel más básico y la regulación emocional es el componente de mayor nivel en la jerarquía y también el de mayor complejidad, de este modo la habilidad para regular nuestras emociones y las de los demás se construye sobre la base de las competencias representadas en las otras tres ramas. Asimismo, se observa una distinción entre la segunda rama (asimilación emocional) y las otras tres. Mientras que la primera, la tercera y la cuarta rama (percepción, comprensión y regulación) incluyen el proceso de razonar acerca de las emociones, la segunda rama incluye el uso de las emociones para mejorar el razonamiento. 

jueves, 21 de mayo de 2015

Entrevista Motivacional (II)

TÉCNICAS DE APOYO NARRATIVO


1. Preguntas abiertas. Son aquellas que no pueden contestarse solamente con una o dos palabras a diferencia de las preguntas cerradas, por ej. ¿Qué te preocupa al ver estos análisis? o ¿cómo afecta el tabaco a tu vida? Este tipo de preguntas permiten y animan al paciente a explicarse aumentando así su percepción del problema. Una persona cuando habla elabora información y emociones asociadas a lo que va diciendo. Una buena manera de comenzar una EM es con una pregunta abierta del tipo ¿... qué aspectos de tu salud te preocupan más?

2. Escucha reflexiva. Es una de las habilidades fundamentales de la EM. Se trata de averiguar lo que intenta decir el paciente y devolvérselo por medio de afirmaciones, que son frases sin interrogación final. Estas afirmaciones pueden ser de cinco tipos:

- Repetición de alguna palabra dicha por el paciente y que nos parece importante.
- Refraseo. Es como lo anterior pero cambiando alguna palabra por sinónimos o alterando ligeramente lo dicho para clarificarlo.
- Parafraseo. Aquí se refleja lo dicho con nuevas palabras porque el profesional intuye el significado de lo hablado por el paciente.
- Señalamiento emocional. Es la forma más profunda de reflexión y consiste en decir frases que muestran sentimientos o emociones: "Te veo un poco triste", "parece que esto que hablamos te emociona".
- Silencios. Utilizados de forma adecuada tienen un potente efecto reflexivo en el paciente porque de forma no verbal le estamos indicando que le entendemos y aceptamos. Permiten, también, un tiempo imprescindible de autoobservación acerca de lo que acaba de decir y sentir.
Con la escucha reflexiva se trata de intentar comprender y deducir lo que el paciente quiere decir con exactitud.

3. Reestructuración positiva. Significa afirmar y apoyar al paciente, destacar sus aspectos positivos y apoyar lo dicho por él mediante comentarios y frases de comprensión. Sirve para rehabilitar su autoestima y el sentido de autoconfianza ( "Debe ser difícil para ti mantenerte sin cocaína", "Pareces una persona muy optimista"). A medida que el paciente se siente escuchado y aceptado por el terapeuta, él se vuelve capaz de escucharse y aceptarse, aumenta la comprensión y el control sobre sí mismo y su sensación de poder.

4. Resumir intentando destacar de lo dicho por el paciente lo que nos parece más crucial.

5. Afirmaciones de automotivación. Favorecerlas y provocarlas mediante preguntas evocadoras que pueden ser sobre diferentes aspectos:

- Reconocimiento del problema: ¿De qué manera esto ha sido importante para ti?
- Expresión de preocupación: ¿Cómo te sientes con tu forma de beber?
- Intención de cambio: ¿Cuáles son las razones que tu ves para cambiar?
- Optimismo por el cambio: ¿Qué te hace pensar que podrías cambiar si lo desearas? Una forma general de pregunta es: ¿Qué más…?

El que el paciente continúe realizando afirmaciones automotivadoras y analizando la ambivalencia dependerá, en parte, de nuestra manera de responder siendo importante hacerlo de forma que comuniquemos aceptación, reforcemos la autoexpresión y estimulemos un análisis continuo.
El trabajo del profesional, en este tipo de entrevista, es facilitar la expresión por el propio paciente de los argumentos para cambiar como forma de resolver su ambivalencia y que avance hacia una decisión de cambio. Idealmente se trata de conseguir que el paciente quiera convencernos de la necesidad de que él cambie.


TÉCNICAS PARA INCREMENTAR EL NIVEL DE CONCIENCIA RESPECTO AL CAMBIO

Para que el diálogo sea fluido y eficaz avanzando hacia la determinación del cambio las siguientes técnicas sirven de ayuda:
- Reforzar de forma verbal y no verbal las afirmaciones de automotivación del paciente.
- Hacer decisión balanceada, que significa indicar los aspectos positivos y negativos de ambas conductas, antigua y nueva a adquirir, que el paciente haya explicitado: "Dices que beber alcohol tiene cosas buenas como...y otras malas como…y también dices que no beber tiene como positivo…y como negativo…".
- Provocar la elaboración pidiendo ejemplos concretos y específicos, clarificando el cómo, cuándo, etc.
- Utilizar los extremos imaginando la peor de las consecuencias posibles.
- Mirar hacia atrás y/o hacia delante. Visualizar con el paciente cómo era antes de adquirir el hábito y/o cómo se encontrará después de abandonarlo.
- Explorar valores realmente importantes para la vida del paciente (¿qué es importante en tu vida?).
- Utilizar la paradoja, hacer de abogado del diablo. Esta técnica puede ser desbloqueadora de situaciones aparentemente irresolubles pero es bastante arriesgada. Requiere adiestramiento y no puede utilizarse con cualquier persona ya que precisa un cierto nivel de autoestima. Al ponerse el profesional del lado de los argumentos del paciente éste puede observar "desde fuera" lo absurdo de su situación. Tipos de intervenciones paradójicas son: "No creo que valga la pena que lo intentes" o "Por lo que dices, probablemente en este momento lo más acertado es que sigas bebiendo lo mismo".

TRAMPAS A EVITAR

El conocimiento de las estrategias generales útiles para afrontar la entrevista motivacional implica comprender qué es lo que no se debe hacer.
William R. Miller

Hay varias trampas que interfieren rápidamente en el progreso del paciente hacia el deseo del cambio. Son maneras de encarar la entrevista que generan resistencias en el paciente:

- Pregunta-Respuesta. Significa formular preguntas que el paciente responde con frases cortas y simples. Implican una interacción entre un experto activo y un paciente pasivo y no facilita la reflexión y elaboración por parte del paciente. Se evita con preguntas abiertas y escucha reflexiva. Como norma general conviene evitar el formular tres preguntas abiertas seguidas.

- Confrontación-Negación. Es lo más frecuente y la trampa que más interesa evitar. Cuanto más enfrentemos al paciente con su situación, él se volverá más resistente y reacio al cambio con respuestas del tipo "No creo que sea tan serio el problema porque olvide cosas cuando bebo".

- Trampa del experto. Ofrecer, con la mejor intención, respuestas y soluciones al paciente llevan, a éste, a asumir un rol pasivo totalmente contrario al enfoque de la EM.

- Etiquetaje. Clasificar a un paciente por un hábito con etiquetas que, a menudo, acarrean un cierto tipo de estigma en la gente ("Eres alcohólico"). Los problemas se pueden analizar sin necesidad de poner las etiquetas que provocan resistencias innecesarias.

- Focalización prematura por lo que al sanitario le parece más importante mientras el paciente desea hablar sobre otros temas que le preocupan y que son más amplios. Es importante evitar implicarse en una lucha sobre qué tema es más apropiado para iniciar la entrevista y el empezar con las preocupaciones del paciente facilita la tarea. Si intentamos centrar rápidamente el tema, por ejemplo en una adicción del paciente, éste se distanciará y se pondrá a la defensiva.

- Culpabilización. Desaprovechar tiempo y energía en analizar de quién es la culpa del problema pone al paciente a la defensiva. La culpa es irrelevante y conviene afrontarla con reflexión y reformulación de las preocupaciones del paciente.


lunes, 18 de mayo de 2015

La entrevista motivacional (parte 1)


 ¿QUÉ ES LA ENTREVISTA MOTIVACIONAL?


La entrevista motivacional (EM) es un tipo de entrevista clínica centrada en el paciente que, fundamentalmente, le ayuda a explorar y resolver ambivalencias acerca de una conducta o hábito insano para promover cambios hacia estilos de vida más saludables. Facilita que el paciente se posicione hacia el deseo de cambio, tratando de ayudarle a reconocer y ocuparse de sus problemas presentes y futuros y potenciando su percepción de eficacia. No pretende cambiar el estilo de trabajo de cada profesional sino aportar herramientas que permitan afrontar situaciones que no han podido ser resueltas por las estrategias habituales empleadas en promover cambios de conducta en los pacientes.

La EM permite al profesional de atención primaria provocar un aumento en la motivación del paciente teniendo en cuenta cuál es su nivel de motivación basal y respetando siempre sus últimas decisiones sin penalizarlo por ello. Es más eficaz decirle al paciente "entiendo que te resulta difícil controlar la comida" que decirle "si no controlas la comida no entiendo para qué acudes a la consulta a pesarte", ya que el hecho de acudir significa que no es indiferente a su situación actual y algún tipo de ayuda podremos prestar.


PRINCIPIOS GENERALES DE LA ENTREVISTA MOTIVACIONAL

"El terapeuta centrado en el paciente necesita ofrecer tres características decisivas para facilitar el cambio: empatía, calidez emocional y autenticidad".

Carl Rogers

La EM consta de una serie de elementos teóricos y prácticos que tratan de mejorar las habilidades de comunicación de los profesionales de atención primaria.
Se basa en cinco principios:

- Expresar empatía. Significa aceptar y respetar al paciente pero no, necesariamente, aprobarlo. Implica un cierto grado de solidaridad emocional intentando comprender sus pensamientos y emociones preguntándonos ¿cómo me sentiría yo en sus circunstancias?, ¿coincide la emoción que yo tendría con la que él me expresa?, ¿cómo le transmito que le comprendo?. La respuesta empática es una habilidad bien definida que se adquiere con entrenamiento y permite comprender y aceptar lo que el otro expresa. Permite expresar, sinceramente, la solidaridad con gestos (tocar ligeramente al paciente) y con palabras ("entiendo que te sientas mal por lo que ha ocurrido"). La empatía es la espina dorsal de la EM porque, ante el dolor que prevé el paciente por el cambio, el sentir que tiene un apoyo emocional resulta muy útil.

- Desarrollar la discrepancia: lograr que el paciente reconozca dónde se encuentra y dónde querría estar respecto al hábito o conducta a modificar. Interesa aumentar su nivel de conflicto, especialmente entre la conducta actual y los valores importantes de su vida. Trabajar la emoción que genera la incomodidad de la duda y/o conflicto es el mayor motor para el cambio. Para aumentar la eficacia de la entrevista es importante conseguir que el paciente verbalice sus discrepancias.

- Evitar argumentar y discutir con el paciente sobre la conveniencia o utilidad de un cambio porque esto le puede crea resistencia. Los argumentos directos y los intentos de convencerle tienden a producir oposición ante las indicaciones, sugerencias u órdenes para el cambio. Esta oposición se llama reactancia psicológica (cuanto más se empeña el sanitario más se cierra el paciente), y surge con frecuencia cuando la persona tiene la percepción de que su capacidad de elección está limitada y, en general, cuando la sensación de libertad se coarta. Antes de informar es conveniente preguntar al paciente si tiene o quiere información al respecto con frases como ¿quieres que te explique algo sobre...? También es importante no precipitarse con un cúmulo de información siendo más útil informar poco a poco e ir preguntando ¿qué te parece esto que te he dicho?, centrándonos en los conflictos del paciente.

- Trabajar las resistencias del paciente evitando las actitudes del sanitario que pueden facilitarlas: tratar de imponer un cambio por "su bien", plantear implícita o explícitamente que la relación asistencial conlleva la obligatoriedad de un cambio, reñir al paciente ante el no cambio, etc.

- Apoyar y fomentar el sentido de autoeficacia. Creer en la posibilidad de cambiar es un factor motivacional importante, ya que tiene una gran influencia en la capacidad de iniciar una nueva conducta y en mantenerla. Los resultados previos satisfactorios refuerzan la creencia del paciente en su capacidad para conseguirlo y nuestra ayuda aquí puede estar en analizar con él esos resultados potenciando su positividad ("Es difícil dejar el alcohol del todo y tú lo conseguiste"). No podemos olvidar que el paciente es responsable de escoger y realizar el cambio y nosotros le prestamos ayuda si lo desea.
                       

jueves, 14 de mayo de 2015

Dinámica grupal para aumentar la autoestima

Cuando la persona no conoce, rechaza sus derechos o se la han inculcado toda una serie de ideas, tales como: “es egoísta anteponer las necesidades propias a las de los demás”, “es vergonzoso cometer errores”, “no hay que interrumpir”, se están pasando por alto una serie de derechos que todos tenemos y que hacen merma en la autoestima de la persona.

Derechos Asertivos básicos que todos tenemos y cuya defensa mejora la autoestima:

v 1. El derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
…………………………………………………………………………
v 2. El derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones.
………………………………………………………………………….
v 3. El derecho a ser escuchado y tomado en serio.
…………………………………………………………………………..
v 4. El derecho a no juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones.
……………………………………………………………………………
v 5. El derecho a decir “no”, sin sentirte culpable o egoísta.
……………………………………………………………………………
v 6. El derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir “no”.
……………………………………………………………………………
v 7. El derecho a cambiar.
…………………………………………………………………………….
v 8. El derecho a cometer errores.
…………………………………………………………………………….
v 9. El derecho a pedir información y ser informado.
…………………………………………………………………………….
v 10. El derecho a obtener aquello por lo que pagué.
…………………………………………………………………………….
v 11. El derecho a decidir no ser asertivo.
v 12. El derecho a ser independiente.
…………………………………………………………………………….
v 13. El derecho a decidir qué hacer con mis prioridades, cuerpo, tiempo, etc., mientras no se violen los derechos de otras personas.
…………………………………………………………………………….
v 14. El derecho a tener éxito.
…………………………………………………………………………….
v 15. El derecho a gozar y disfrutar.
…………………………………………………………………………….
v 16. El derecho a mi descanso, aislamiento, siendo asertivo.
…………………………………………………………………………….
v 17. El derecho a superarme, aun superando a los demás.
…………………………………………………………………………….
v 18. El derecho a mantener la dignidad y respeto comportándote de forma asertiva -incluso si la otra persona se siente herida- mientras no viole los derechos de los demás.
…………………………………………………………………………….
v 19. El derecho a hacer cualquier cosa mientras no viole los derechos de alguna otra persona.
…………………………………………………………………………….
v 20. El derecho de los demás a tener estos mismos derechos.





Procedimiento: Se recorta en un papel cada uno de estos derechos y se entrega uno a cada miembro del grupo para que reflexione unos segundos sobre él.
 Acto seguido se pide a cada sujeto que vayan rotando por la sala exponiéndose unos a otros sus derechos. Al final, sentados en su sitio cada uno lee su derecho. Comentar en grupo.



lunes, 11 de mayo de 2015

Los cuidados Paliativos

 EL SISTEMA DE CUIDADOS: 

Atender profesional y humanamente las necesidades de las personas en cualquier momento vital es sin duda una responsabilidad moral que implica necesariamente a la Psicología.

Los “Cuidados Paliativos” suponen la base de la atención a pacientes y familiares en la situación de fin de vida.

En la actualidad, la OMS señala que “Los Cuidados Paliativos afirman la vida y consideran la muerte como un proceso normal, ni aceleran ni posponen la muerte, proporcionan alivio para el dolor y otros síntomas perturbadores, integra los aspectos psicológicos y espirituales del cuidado, ofrecen un sistema de apoyo para que los pacientes vivan tan activamente como sea posible hasta la muerte, ofrecen un sistema de apoyo a la familia tanto durante el proceso de
enfermedad del paciente, como después de la muerte para manejar su propio duelo”.

ALGUNAS CONSIDERACIONES DE BASE

1. La enfermedad y el final de la vida son, en última instancia, cambios a los que el individuo ha de hacer frente. Por tanto, es importante aceptar el derecho del paciente o familiar a expresar sus emociones, y en ningún caso sentirlas como un ataque personal.

2. Las emociones son consustanciales, en mayor o menor medida, a la cercanía de la muerte. Puesto que la muerte es un hecho inexorable, no se trata de controlar la situación, sino de facilitar la canalización de la respuesta a la situación.

3. Normalizar la presencia de sentimientos acordes con el sufrimiento debido a la enfermedad o al deterioro que las personas van viviendo día tras día.

4. La percepción de control no sólo reduce la indefensión, sino que también facilita la aceptación de aquello que no se puede controlar.

5. La promoción de estados de ánimo positivos y la potenciación de recursos de la persona es tan importante a nivel terapéutico como otras intervenciones dirigidas a disminuir los estados afectivos adversos.

6. Es importante reconocer la naturaleza multifactorial del origen de las emociones, y tratar de entenderlo. Se trata de empatizar y hacerse cargo de las mismas.

7. Una adecuada información, la anticipación de situaciones amenazadoras, la prevención de respuesta y la garantía de soporte son estrategias necesarias para la confrontación y disminución de los miedos.

8. Es importante estar atentos a las necesidades espirituales que pueden surgir con gran intensidad.


 SUGERENCIAS DE INTERVENCIÓN

Es necesario personalizar las actuaciones aunque las siguientes estrategias resultan habitualmente útiles:

1. Facilitar el “des-ahogo” emocional, sugiriendo el contacto con la emoción, la identificación y la comprensión, para, posteriormente, ayudar a canalizarla.

2. Preguntar motivos (físicos, emocionales, espirituales). Es importante no inferir las razones de los sentimientos del paciente. Puede estar reaccionando a una pérdida previa, anticipando un evento aversivo futuro o sufriendo las consecuencias de un síntoma deficientemente controlado. Considerar la posibilidad de organicidad.

3. Preguntar y escuchar el abanico de necesidades para valorar aquellas que pueden ser cubiertas o las que precisan ayuda para conseguir progresos en el proceso de adaptación.

4. Puesto que los tres componentes esenciales de toda reacción emocional son: pensamientos, reacciones fisiológicas y comportamientos será necesario intervenir en cada uno de ellos teniendo en cuenta sus relaciones interactivas.

5. Resulta de gran ayuda el entrenamiento en reestructuración cognitiva, facilitando el cambio hacia otros pensamientos productivos que permitan al paciente reencuadrar su situación y generen bienestar.
6. Fomentar la prevención de respuestas. Preparando a la persona para aquellos acontecimientos que pueden presentarse en el futuro y pueden resultar difíciles de abordar, posteriormente, a lo largo de la enfermedad.

7. Propiciar la atención selectiva en las dos vertientes: positiva y negativa, atendiendo aspectos y pensamientos agradables y dejando fluir los desagradables.

8. Fomentar una actitud de aceptación activa y serena sabiendo que las cosas son como son, no como nos gustaría que fuesen. Las técnicas de Mindfullness pueden ser de especial ayuda.

9. Utilizar las técnicas de solución de problemas. Es especialmente útil en la búsqueda de soluciones o alternativas a situaciones conflictivas puntuales que aparezcan en la fase final de la vida.

10. Entrenar en técnicas de relajación, visualización, autohipnosis, y otras similares. Se trata de estrategias complementarias y nunca alternativas a la terapéutica biomédica paliativa que se administra.

11. Motivar al paciente a ser asertivo en la expresión de sus propias necesidades tanto con los profesionales como con su propia familia. Con frecuencia el paciente se refugia en el silencio por no preocupar o agregar sufrimiento a sus familiares, lo que incrementa su nivel de ansiedad.

12. Dar garantía de soporte desde las claves de disponibilidad, accesibilidad y confidencialidad, tanto para petición de información como para explicitación de las emociones.


Como consideración final hemos de hacer hincapié que en que las técnicas a utilizar en pacientes al final de la vida son las mismas que las que se emplean con otras personas en diferentes circunstancias vitales. No obstante igualmente importante resulta ser especialmente sensible a la situación tan delicada y definitiva para la vida de las personas en que se producen nuestras intervenciones.