¿Por qué la intervención
psicológica en el tratamiento del dolor? INTRODUCCION
A LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL.
OBJETIVOS:
1.-
Conocer qué es el dolor y como se entiende actualmente, así como las diferentes
teorías explicativas por las que ha ido atravesando su consideración hasta hoy.
2.- Comprensión
actual del dolor como experiencia compleja y multidimensional: Teoría de la puerta de control del dolor.
CONTENIDO:
El
dolor supone una experiencia común a
muchas enfermedades y una de las razones más universales por las que se visita
a los profesionales de la salud. Actualmente
se considera el dolor como una experiencia subjetiva, compleja, influida por
multitud de factores diferentes. Sin embargo, esta visión multidimensional
no fue siempre aceptada. Así, desde modelos médicos tradicionales se entendía
el dolor como un mero síntoma de enfermedad, directamente proporcional al daño
o lesión física existente, no teniendo en cuenta los factores psicológicos.
Estas
visiones lineales podríamos explicarlas desde la “metáfora de la campana”, que considera que nuestro cuerpo funciona
en relación al dolor como una campana en la que su sonido depende directamente
de la fuerza realizada al estirar la cuerda. Aplicado al dolor, significaría
que si una persona se golpea tendrá una sensación de dolor más fuerte en
función de la intensidad del golpe. Sin embargo, esta forma de explicar el
dolor dejaba muchas preguntas sin respuesta. Por ejemplo:
-
¿Cómo es posible que una persona a quién se le ha amputado una extremidad pueda
sentir dolor en la parte amputada (dolor del miembro fantasma) o incluso que,
en ocasiones, las personas indiquen tener dolor cuando la lesión que lo
provocaba ha sido curada?: dolor en ausencia de lesión.
- ¿Cómo se
explica que un deportista que se lesiona durante una competición no sienta
dolor hasta haber finalizado la misma?: lesión en ausencia de dolor.
-
¿Cómo se entiende que un soldado herido gravemente en combate manifieste menos
dolor que un civil con la misma herida?: a similar lesión desigual dolor.
Estas
y muchas otras preguntas sin respuesta, junto con los conocimientos derivados
de numerosas investigaciones realizadas en el campo del dolor, pusieron de
manifiesto las limitaciones de las teorías que consideraban el dolor como una
sensación, en cuanto permiten explicar adecuadamente el dolor agudo pero no sirven para explicar el dolor crónico. Por
este motivo, si queremos entender realmente qué es el dolor y deseamos una
explicación aplicable, tanto al dolor agudo como crónico, necesitaremos una
teoría más amplia.
Con
esta intención aparece en 1965 la denominada Teoría de la Compuerta “Gate Control Theory” (Melzack y Wall, 1965)
para explicar el dolor tanto agudo como crónico, suponiendo un cambio
paradigmático. Esta teoría aporta una idea fundamental, el papel esencial del
Sistema Nervioso Central en la inhibición o excitación de la percepción del
dolor, dando lugar así a un mecanismo por el que los procesos psicológicos y
emocionales pueden modular la señal sensorial. Desde entonces se ha considerado
el dolor como una percepción multidimensional configurada por tres aspectos o
dimensiones: discriminativa-sensorial, motivacional-afectiva y
cognitiva-evaluativa (Melzack y Casey, 1968).
La
primera dimensión (discriminativa-sensorial), la más fisiológica o de entrada
sensorial, es la que delimita la cantidad y cualidad del dolor (correspondería
al cuanto y cómo nos duele). Así, los mensajes o impulsos nerviosos procedentes
de la piel, músculos o ligamentos que llevan información sobre un dolor o
lesión (golpe, corte, frío, calor,...) llegan a la sustancia gelatinosa de la
medula espinal. Esta sustancia funciona como una puerta, en el sentido de
que deja pasar o impide el paso de los mensajes hacia el cerebro para
informarle del dolor y sus características.
Figura 1.
El
papel de la segunda dimensión (motivacional-afectiva) es caracterizar el dolor
como desagradable y aversivo, mediante la comparación de los mensajes que
llegan al cerebro con la información disponible de experiencias pasadas. Esto
favorece distintas respuestas emocionales motivando la conducta del sujeto a
escapar y/o evitar la estimulación dolorosa.
Por
último, la dimensión cognitivo-evaluativa recoge la integración superior de la
experiencia del dolor a nivel cortical. Esta dimensión añade la característica
de subjetividad a la experiencia del dolor y en ella intervienen factores psicosociales (como la atención, la
motivación, la emoción, el contexto y el significado atribuido por la persona y
su entorno al dolor) que controlan los dos procesos anteriores y pueden
modificar el funcionamiento de la puerta de control, facilitando o bloqueando
el paso de la sensación dolorosa y, por consiguiente, la respuesta de la persona.
Figura 2
Por
tanto la percepción del dolor como resultado final, tiene un inicio en una
estimulación sensorial, una modulación intermedia afectiva y motivacional, y
una integración superior y final a nivel cortical. Es esta integración final que exacerba o inhibe la estimulación
sensorial primaria y lo que percibe el sujeto cuando experimenta dolor.
En
definitiva, el dolor, tal y como se entiende hoy en día puede explicarse
mediante la “metáfora del rompecabezas”.
Es decir, el dolor podría entenderse como un rompecabezas formado por distintas
piezas o factores tanto físicos, como psicológicos y socioculturales.
A
partir de la consideración del dolor desde una perspectiva subjetiva y multifactorial
(teoría de la puerta) el abordaje terapéutico deja de pertenecer de forma
exclusiva a la disciplina médica para ampliarse a otras disciplinas como la Psicología, considerando los factores
psicológicos como parte integral del procesamiento del dolor y subrayando el
papel necesario del profesional de la Psicología en su tratamiento. Dentro de
la disciplina psicológica, uno de las abordajes que ha demostrado su utilidad
es la Terapia Cognitivo-Conductual. Hoy en día la
intervención cognitivo-conductual se caracteriza por resaltar la importancia de
los factores psicológicos en la experiencia del dolor, como dimensiones que
configuran dicha experiencia y como objetivos en el tratamiento del dolor.