miércoles, 25 de marzo de 2015

Cuento para pensar

LA VACA:

Un maestro samurai paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio: los habitantes, una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias, rasgadas y sin calzado; la casa, poco más que un cobertizo de madera...

Se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: “En este lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen para sobrevivir? El señor respondió: “amigo mío, nosotros tenemos una vaca que da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.”

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue. A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó: “Busca la vaca, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco.”

El joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaca era el único medio de subsistencia de aquella familia. El maestro permaneció en silencio y el discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden.

Empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante muchos años.

Un bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido, pedirles perdón y ayudarlos.

Así lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles floridos, una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y fue recibido por un hombre muy simpático.

El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años. El señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con el maestro.

Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaca): “¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?” El señor entusiasmado le respondió: “Nosotros teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.”
 REFLEXIÓN

      
Muchos tenemos alguna vaca que nos proporciona algún beneficio para nuestra supervivencia, pero que nos lleva a la rutina y nos hace dependientes de ella. Nuestro mundo se reduce a lo que la vaca nos brinda. Las vacas pueden ser creencias que nos frenan, miedos, que nos llevan a acomodarnos, a estancarnos..
Si sabes cual es tu vaca, no dudes en tirarla por el precipicio. Llegó el momento de pasar a la acción y salir del estancamiento que nos impone cuanto antes.

lunes, 23 de marzo de 2015

Concepto de mediación

Concepto de Mediación

Principios de la mediación 

1.- Voluntariedad y libre disposición. Las partes adoptarán voluntariamente, durante el curso del proceso de mediación el acuerdo que entiendan más conveniente para solucionar el conflicto, sin que en ningún caso la persona mediadora les indique u obligue al cumplimiento de cualquier acuerdo: aunque piense que sería mejor para ellas. La mediación es voluntaria, por tanto cualquiera de las personas mediadas pueden en cualquier fase del proceso de mediación poner fin a la misma. Así mismo, la persona mediadora también puede dar por finalizado el proceso de mediación si valora que las partes no podrán llegar a un acuerdo viable para ambas.

2.- Igualdad de las partes e imparcialidad de los mediadores. La imparcialidad de las personas mediadoras hace referencia a que su actuación estará guiada por la ausencia de favoritismo, predisposición o prejuicio en favor o en contra de alguien o algo; y además no se aliará con alguna de las personas mediadas y no dará ni quitará la razón a ninguna de ellas. Lo que implica que prestará la ayuda a ambas partes en la resolución del conflicto y al proceso de toma de decisiones, dirigiendo las sesiones de mediación sin tomar partido por ninguna de las partes.

3.- Neutralidad. La neutralidad de la persona mediadora hace referencia a que ésta no verá condicionada su actuación a lo largo de todo el procedimiento de mediación por sus experiencias, creencias y valores, ni impondrá éstas a las personas mediadas.
Durante el proceso de mediación, el mediador respetará las posiciones de las partes, así como las soluciones que ellas planteen sin imponer criterios propios en la toma de decisiones. El mediador no tendrá relación con las partes, el asunto en mediación, o el resultado, que comprometa o ponga en duda los principios de la mediación.

4.- Confidencialidad. El procedimiento de mediación y la documentación utilizada en el mismo es confidencial. La obligación de confidencialidad se extiende a la persona mediadora, que queda protegida por el secreto profesional, a las instituciones de mediación y a las personas mediadas intervinientes de modo que no podrán revelar la información que hubieran podido obtener derivada del procedimiento. Por todo ello, las personas mediadoras o las personas que participen en el procedimiento de mediación no podrán estar obligadas a declarar o aportar documentación en un procedimiento judicial o en un arbitraje sobre la información y documentación derivada de un procedimiento de mediación o relacionada con el mismo, excepto:
  • 􏰀  Cuando las personas mediadas de manera expresa y por escrito les dispensen del deber de confidencialidad.
  • 􏰀  Cuando, mediante resolución judicial motivada, sea solicitada por los jueces del orden jurisdiccional penal.

    Principios y valores fundamentales para la práctica de la mediación:
  1. Flexibilidad. La personas mediadora dirigirá las sesiones de mediación de forma flexible, atendiendo a las necesidades particulares del caso a resolver.
  2. Inmediatez y Celeridad. La personas mediadora programará de manera rápida la mediación, o informará a las personas mediadas de la imposibilidad de atenderles de manera inmediata. El mediador desarrollará el proceso en aras que las partes resuelvan el conflicto planteado en el menor tiempo posible.
  3. Buena Fe. Tanto el mediador como las partes que se someten a este procedimiento, deben actuar conforme a las exigencias de buena fe, principio general que impone el deber de obrar correctamente, con honradez y la diligencia debida tendente a conseguir el objetivo de alcanzar una solución al conflicto planteado.
  4. Independencia. La personas mediadora mantendrá la independencia durante el desarrollo del procedimiento y no permitirá influencia o presión de ninguna de las partes o de terceros.
  5. Conflicto de interés. La persona mediadora se abstendrá de intervenir cuando concurra conflicto de interés con cualquiera de las partes, o en relación con el asunto de la mediación. Se presupone conflicto de interés si se puede generar duda de la actuación del mediador en relación con el asunto, o si se da la existencia de relación personal o profesional con alguna de las partes que pudiera afectar al proceso de mediación, así como la existencia de lucro o provecho económico o de otro tipo para el mediador, de forma directa o indirecta, más allá de los honorarios derivados únicamente de su actuación como mediador.
  6. Transparencia. La personas mediadora debe informar a las partes sobre los términos del proceso de mediación así como su desarrollo y consecuencias de los acuerdos alcanzados.
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viernes, 20 de marzo de 2015

Psicología Forense, Etapas en la Ruptura de Pareja

Etapas en la ruptura de pareja (Psicología Forense)


Según Kaslow (1997, 2013) distingue siete etapas, que se encuentran distribuidas en tres momentos: antes de la separación –pre-divorcio-, durante la separación y después de la separación –post-divorcio. 
Pero no necesariamente cada miembro de la pareja pasa por todas ellas y aun agotándolas, no siempre se mantiene el orden establecido.

1) Pre-divorcio. En esta fase es propio el divorcio emocional, que se caracteriza por la manifestación de sentimientos tales como desilusión, insatisfacción, alienación, ansiedad, desconfianza, desesperación, temor, angustia, ambivalencia, vacío, ira, caos, inadecuación, baja autoestima, pérdida, depresión o distanciamiento. La reacción a estos sentimientos es a través del llanto, evitando el tema, peleándose con el otro miembro de la pareja, retrayéndose física y emocionalmente, aparentando que todo está normal o asesorándose con familiares, amigos u otras personas.

2) Durante el divorcio. Esta fase implica un período más o menos largo en el que se resuelven fundamentalmente cuestiones legales. Consta de las cinco etapas siguientes:

Divorcio legal. Acompañado generalmente de sentimientos de autocompasión e indefensión. Pueden ser característicos de esta etapa reacciones tales como intentos de suicidio, consulta con abogado o mediador matrimonial, o acudir a un terapeuta y ponerse a tratamiento.

Divorcio económico. Lleva consigo sentimientos característicos de confusión, furia, tristeza o soledad. En esta etapa se toman decisiones sobre los temas de custodia de los hijos y sobre cuestiones económicas.

Divorcio coparental. Los sentimientos propios de esta etapa se refieren al papel parental, destacando la preocupación por los hijos y el miedo a perderlos. Las reacciones más significativas son el llanto, el apoyo en los amigos y familiares o la reincorporación al mundo laboral, en el caso de estar desempleado.

Divorcio comunitario. Los sentimientos específicos que lo caracterizan son: indecisión, esperanza, resignación, excitación, curiosidad, tristeza. Entre las conductas que lleva consigo son frecuentes la búsqueda de nuevas amistades, actividades y estilos de vida.

Divorcio religioso. Surgen deseos de que la situación sea aceptada en la comunidad religiosa y de que la Iglesia apruebe la separación, ya que existe temor a que Dios no esté de acuerdo con la misma. Por ello, los comportamientos típicos se dirigen a conseguir dicha aceptación acercándose a los sacerdotes o acudiendo a los lugares sagrados como las iglesias y a los actos religiosos. Obviamente, esta etapa únicamente la viven aquellas personas que presentan creencias religiosas y compromiso con las mismas.
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3) Post-divorcio. Se trata de una fase de reequilibrio. Consta de una única etapa que consiste en el divorcio físico, en la cual se recupera la autoconfianza y se adquiere energía, independencia y autonomía. Por ello, frecuentemente se observan conductas relacionadas con una redefinición de la identidad, acomodación al nuevo estilo de vida, ayuda y apoyo a los niños para superar la situación e incluso pensar en mantener nuevas relaciones. 


jueves, 19 de marzo de 2015

Ejercicios mantener autoestima

Ejercicio 1
Escribe en tu cuaderno:
  • 5 cosas que apruebes de tu imagen física.Todos tenemos cosas bonitas. Pueden ser los ojos, el pelo, la piel, las orejas, las manos, los pies, la estatura, la sonrisa...
    Si tú mismo no eres capaz de encontrarlas, pregunta a un amigo o familiar.
  • 5 cosas de tu forma de ser que te agraden.
    Puede ser tu amabilidad, tu capacidad de escucha, tu discreción, tu generosidad, tu bondad, tu simpatía, tu inteligencia, tu constancia... Si no se te ocurre nada, piensa en las cosas que valoras en los demás y reflexiona hasta qué punto tú también posees esas virtudes.
El talante con el que tienes que hacer la lista es utilizar el mismo rasero que utilizarías con un ser muy querido. No importa que al principio no te lo creas al 100%.
Revisa tus listas y piensa que, si conocieras a una persona con esas características, seguramente estarías encantado de haberlo conocido.
Ejercicio 2
Busca una foto tuya de cuando eras pequeño, casi un bebé. Sostén la foto por unos instantes en las manos y, mirando a ese niño/a a los ojos, comprométete a cuidarle y a no permitir descalificarle ni torturarle diciéndole cosas que le hagan daño. Repasa cómo te hablas a ti mismo en tu diálogo interior y modifícalo de manera que seas mucho más tolerante e indulgente con ese niño/a herido que llevas en tu interior.
Ejercicio 3
Al final de cada día y al menos durante treinta días, escribe el final de estas frases:
  • “Hoy me he sentido bien conmigo mismo/a por...”
  • “Hoy he hecho algo bueno para mí cuando...” 
  • “Me gusto más a mí mismo/a cuando...”
  • “Me empiezo a dar cuenta de que tengo la virtud de...”
  • “Aunque he cometido un error, me doy cuenta de que...”
Ejercicio 4
“Me doy permiso para expresar mis necesidades”.
Todos los seres humanos tenemos un valor intrínseco por el hecho de ser personas. Las personas no son valiosas por lo que tienen, sino por lo que son. Eres tan digno de respeto, afecto y cuidados como cualquier otro.
Escribe: “Mis necesidades más importantes son...”
Ejercicio 5
Aprende a decir NO.
Si otras personas pretenden imponerte su voluntad, tú puedes optar por decir no. Cuando vayas a decir no, mantén la mirada para inspirar determinación. Luego responde con amabilidad, brevedad y firmeza. Si tienes otras alternativas, ofrécelas, pero no entres en negociaciones.
Ejercicio 6
Presta especial atención a tus logros y valóralos. Recuerda la frase de Jerry Mincwinton Mun Chin Ton:

«Aquello en lo que se deposita la atención tiende a agrandarse».
Si prestas atención a tus aspectos positivos, ganarás en autoconfianza y tus capacidades crecerán. Mientras que, si centras la atención en tus errores, cada vez te sentirás más inseguro, lo que provocará que cometas más fallos.
Toma conciencia de que merece la pena mejorar tu autoestima, practica estos sencillos ejercicios y verás cómo dentro de algún tiempo, con tu constancia, llegarás a estar encantado de haberte conocido y desecharás los Yo no valgo nada para sustituirlos por Yo valgo mucho. 
 Margarita Rojas 

miércoles, 18 de marzo de 2015

Cuento para pensar, "El portero del prostíbulo"

El portero del prostíbulo


Este cuento trata sobre un hombre común. Ese hombre era el portero de un prostíbulo.

No había en aquel pueblo un oficio peor conceptuado y peor pagado que el de portero del prostíbulo... Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre?

De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su puesto porque su padre había sido el portero de ese prostíbulo y también antes, el padre de su padre. Durante décadas, el prostíbulo se pasaba de padres a hijos y la portería se pasaba de padres a hijos.Un día, el viejo propietario murió y se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidió modernizar el negocio.

Modificó las habitaciones y después citó al personal para darle nuevas instrucciones.

Al portero, le dijo:

- "A partir de hoy, usted, además de estar en la puerta, me va a preparar una planilla semanal. Allí anotará usted la cantidad de parejas que entran día por día. A una de cada cinco, le preguntará cómo fueron atendidas y qué corregirían del lugar. Y una vez por semana, me presentará esa planilla con los comentarios que usted crea convenientes."

El hombre tembló, nunca le había faltado disposición al trabajo pero...

- "Me encantaría satisfacerlo, señor", balbuceó. "Pero yo... yo no sé leer ni escribir."

- "¡Ah! ¡Cuánto lo siento! Como usted comprenderá, yo no puedo pagar a otra persona para que haga estoy y tampoco puedo esperar hasta que usted aprenda a escribir, por lo tanto..."

- "Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida, también mi padre y mi abuelo..."

No lo dejó terminar.

- "Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Lógicamente le vamos a dar una indemnización, esto es, una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, los siento. Que tenga suerte."

Y sin más, se dio vuelta y se fue.

El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. Llegó a su casa, por primera vez, desocupado. ¿Qué hacer?

Recordó que a veces en el prostíbulo cuando se rompía una cama o se arruinaba una pata de un ropero, él, con un martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.

Buscó por toda la casa las herramientas que necesitaba, sólo tenía unos clavos oxidados y una tenaza mellada. Tenía que comprar una caja de herramientas completa. Para eso usaría una parte del dinero que había recibido.

En la esquina de su casa se enteró de que en su pueblo no había una ferretería, y que debería viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. ¿Qué más da? Pensó, y emprendió la marcha. A su regreso, traía una hermosa y completa caja de herramientas. No había terminado de quitarse las botas cuando llamaron a la puerta de su casa. Era su vecino.

- "Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme."

- "Mire, sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como me quedé sin empleo..."

- "Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano."

- "Está bien."

A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta.

- "Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?"

- "No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula."

- "Hagamos un trato", dijo el vecino. "Yo le pagaré a usted los dos días de ida y los dos días de vuelta, más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?"

Realmente, esto le daba un trabajo por cuatro días... Aceptó. Volvió a montar su mula. Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.

- "Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?"

- "Sí..."

- "Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje y una pequeña ganancia por cada herramienta. Usted sabe, no todos podemos disponer de cuatro días para nuestras compras."

El ex–portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue..“...No todos disponemos de cuatro días para hacer compras”, recordaba.

Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara a traer herramientas.
En el siguiente viaje decidió que arriesgaría un poco del dinero de la indemnización, trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en viajes.

La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.

Pronto entendió que si pudiera encontrar un lugar donde almacenar las herramientas, podría ahorrar más viajes y ganar más dinero. Alquiló un galpón. Luego le hizo una entrada más cómodo y algunas semanas después con una vidriera, el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo. Todos estaban contentos y compraban en su negocio.

Ya no viajaba, de la ferretería del pueblo vecino le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente.Con el tiempo, todos los compradores de pueblos pequeños más lejanos preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.

Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricar para él las cabezas de los martillos. Y luego, ¿por qué no? las tenazas... y las pinzas... y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos...

Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez años aquel hombre se transformó con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas. El empresario más poderoso de la región. Tan poderoso era, que un año para la fecha de comienzo de las clases, decidió donar a su pueblo una escuela. Allí se enseñarían además de lectoescritura, las artes y los oficios más prácticos de la época.

El intendente y el alcalde organizaron una gran fiesta de inauguración de la escuela y una importante cena de agasajo para su fundador. A los postres, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad y el intendente lo abrazó y le dijo:

- "Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de la nueva escuela."

- "El honor sería para mí", dijo el hombre. "Creo que nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir. Yo soy analfabeto."

- "¿Usted?", dijo el intendente, que no alcanzaba a creerlo.

- "¿Usted no sabe leer ni escribir?¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto ¿qué hubiera hecho si hubiera sabido leer y escribir?"

- "Yo se lo puedo contestar", respondió el hombre con calma. "¡Si yo hubiera sabido leer y escribir... sería portero del prostíbulo!."


Jorge Bucay 

martes, 17 de marzo de 2015

Como reconocer nuestros valores

Cómo reconocer nuestros valores en la vida

Esto puede parecer algo muy sencillo pero en nuestra vida diaria confundimos objetivos con  valores lo que nos hace ir en una dirección equivocada y nunca alcanzar el bienestar o felicidad que tanto buscamos.

Este ejercicio lo realizan algunos psicólogos en consulta y con él llegamos a conocernos mejor a nosotros mismos.
Con éste ejercicio aprenderemos a averiguar cuáles son nuestros valores y luego a comprometernos con ellos.

Las presiones sociales para que elijamos lo que en nuestro mundo se considera bueno o malo son muy grandes. En este ejercicio es importante tratar de librarse de ellas al máximo. Para ello, se recomienda hacerlo en privado, teniendo presente que, si lo deseamos, nadie va a ver lo que escribamos y que no hay nada bien o mal hecho a priori.

a) Los valores se plasman y concretan en las áreas más importantes de nuestra vida y son específicos de cada una de ellas: familia (hermanos, padres…), amigos, estudios, tiempo libre, pareja, salud/ejercicio físico, inquietudes sociales, espiritualidad, crecimiento y desarrollo personal. Son las consecuencias a largo plazo que buscamos con nuestro comportamiento.

En este ejercicio tenemos que imaginar que es posible realizar todo lo que deseamos sin limitaciones y que vivimos en un mundo ideal en el que podemos desarrollar la fuerza que poseemos para alcanzar nuestros objetivos y aspiraciones más importantes.

No nos debemos limitar pensando que existen dificultades que nosotros no podemos superar, porque estamos en un mundo ideal.

Aquí es importante distinguir los valores de los objetivos.
Los objetivos son consecuencias alcanzables que una vez conseguidos se acaban, mientras que los valores no se consiguen ni se acaban nunca.

Por ejemplo, un objetivo sería tener un balón de fútbol, mientras que el valor podría ser divertirse,  jugar y hacer amigos.
La pregunta clave que nos tenemos que hacer para pasar de los objetivos a los valores es “Para qué quiero alcanzar este objetivo?” o
Qué haré cuando lo alcance?”
Cuando la respuesta es un verbo o una cualidad de nuestras acciones, lo más probable es que hayamos llegado a identificar un valor.

 Otro ejemplo podría ser: “Mi objetivo es tener mucho dinero” 
¿Para qué? Para comprarme un coche
¿Qué haría con él?
Viajar, sentir el viento en la cara, el sol, la naturaleza, potenciar la sensación de libertad   y conocer gente nueva; ahí habríamos llegado  al valor: viajar libremente, sentir la naturaleza y conocer gente nueva.

Otro ejemplo: “Yo quiero estar delgada”
“Para qué quiero alcanzar este objetivo?”
 Para que otras chicas quieran salir conmigo, tener más amigas y gustar a los chicos;  “Qué haré cuando lo alcance?”
entonces podré dejar de encerrarme en casa y en vez de eso podría comenzar a llamar y a quedar con chicas que me caen bien pero que ahora no me atrevo a hacerlo, tendría amigas, podría sentir confianza en mí misma y podría  ir a la piscina o a la playa en verano con mis amigas y salir con un chico que me gustara;  ahí habríamos llegado ya a los valores: ganar confianza y autoestima en sí misma, ser aceptada y querida por chicos y chicas y hacer lo que realmente le gusta hacer en su tiempo libre (llamar a gente que le cae bien, salir con amigas, ir a la piscina y a la playa). 

Si nos resulta más fácil podemos ir escribiendo nuestros objetivos y al finalizar de escribirlos pasarlo a valores ya que estos no son fáciles de identificar a priori sino estamos acostumbrados, es lo que realmente perseguimos en nuestra vida pero a veces no lo vemos.

En este ejercicio se repasan cada una de las áreas anteriores (familia, amigos, estudios…) buscando lo que nos gustaría conseguir en cada una de ellas y repito teniendo en cuenta que estamos en un mundo ideal y que todo  es posible y los sueños se pueden realizar.


Para llegar a descubrir cómo alcanzar nuestros valores se suelen realizar más actividades, pero al final si las hacemos todas bien nos daremos cuenta que para seguir y luchar por nuestros valores hay que pagar un precio, un precio muy caro, pero que sin duda merece la pena. Nos damos cuenta que detrás de un valor hay un sufrimiento que hemos de aceptar y que detrás de un sufrimiento psicológico hay un valor que no estamos siguiendo.