lunes, 11 de mayo de 2015

Los cuidados Paliativos

 EL SISTEMA DE CUIDADOS: 

Atender profesional y humanamente las necesidades de las personas en cualquier momento vital es sin duda una responsabilidad moral que implica necesariamente a la Psicología.

Los “Cuidados Paliativos” suponen la base de la atención a pacientes y familiares en la situación de fin de vida.

En la actualidad, la OMS señala que “Los Cuidados Paliativos afirman la vida y consideran la muerte como un proceso normal, ni aceleran ni posponen la muerte, proporcionan alivio para el dolor y otros síntomas perturbadores, integra los aspectos psicológicos y espirituales del cuidado, ofrecen un sistema de apoyo para que los pacientes vivan tan activamente como sea posible hasta la muerte, ofrecen un sistema de apoyo a la familia tanto durante el proceso de
enfermedad del paciente, como después de la muerte para manejar su propio duelo”.

ALGUNAS CONSIDERACIONES DE BASE

1. La enfermedad y el final de la vida son, en última instancia, cambios a los que el individuo ha de hacer frente. Por tanto, es importante aceptar el derecho del paciente o familiar a expresar sus emociones, y en ningún caso sentirlas como un ataque personal.

2. Las emociones son consustanciales, en mayor o menor medida, a la cercanía de la muerte. Puesto que la muerte es un hecho inexorable, no se trata de controlar la situación, sino de facilitar la canalización de la respuesta a la situación.

3. Normalizar la presencia de sentimientos acordes con el sufrimiento debido a la enfermedad o al deterioro que las personas van viviendo día tras día.

4. La percepción de control no sólo reduce la indefensión, sino que también facilita la aceptación de aquello que no se puede controlar.

5. La promoción de estados de ánimo positivos y la potenciación de recursos de la persona es tan importante a nivel terapéutico como otras intervenciones dirigidas a disminuir los estados afectivos adversos.

6. Es importante reconocer la naturaleza multifactorial del origen de las emociones, y tratar de entenderlo. Se trata de empatizar y hacerse cargo de las mismas.

7. Una adecuada información, la anticipación de situaciones amenazadoras, la prevención de respuesta y la garantía de soporte son estrategias necesarias para la confrontación y disminución de los miedos.

8. Es importante estar atentos a las necesidades espirituales que pueden surgir con gran intensidad.


 SUGERENCIAS DE INTERVENCIÓN

Es necesario personalizar las actuaciones aunque las siguientes estrategias resultan habitualmente útiles:

1. Facilitar el “des-ahogo” emocional, sugiriendo el contacto con la emoción, la identificación y la comprensión, para, posteriormente, ayudar a canalizarla.

2. Preguntar motivos (físicos, emocionales, espirituales). Es importante no inferir las razones de los sentimientos del paciente. Puede estar reaccionando a una pérdida previa, anticipando un evento aversivo futuro o sufriendo las consecuencias de un síntoma deficientemente controlado. Considerar la posibilidad de organicidad.

3. Preguntar y escuchar el abanico de necesidades para valorar aquellas que pueden ser cubiertas o las que precisan ayuda para conseguir progresos en el proceso de adaptación.

4. Puesto que los tres componentes esenciales de toda reacción emocional son: pensamientos, reacciones fisiológicas y comportamientos será necesario intervenir en cada uno de ellos teniendo en cuenta sus relaciones interactivas.

5. Resulta de gran ayuda el entrenamiento en reestructuración cognitiva, facilitando el cambio hacia otros pensamientos productivos que permitan al paciente reencuadrar su situación y generen bienestar.
6. Fomentar la prevención de respuestas. Preparando a la persona para aquellos acontecimientos que pueden presentarse en el futuro y pueden resultar difíciles de abordar, posteriormente, a lo largo de la enfermedad.

7. Propiciar la atención selectiva en las dos vertientes: positiva y negativa, atendiendo aspectos y pensamientos agradables y dejando fluir los desagradables.

8. Fomentar una actitud de aceptación activa y serena sabiendo que las cosas son como son, no como nos gustaría que fuesen. Las técnicas de Mindfullness pueden ser de especial ayuda.

9. Utilizar las técnicas de solución de problemas. Es especialmente útil en la búsqueda de soluciones o alternativas a situaciones conflictivas puntuales que aparezcan en la fase final de la vida.

10. Entrenar en técnicas de relajación, visualización, autohipnosis, y otras similares. Se trata de estrategias complementarias y nunca alternativas a la terapéutica biomédica paliativa que se administra.

11. Motivar al paciente a ser asertivo en la expresión de sus propias necesidades tanto con los profesionales como con su propia familia. Con frecuencia el paciente se refugia en el silencio por no preocupar o agregar sufrimiento a sus familiares, lo que incrementa su nivel de ansiedad.

12. Dar garantía de soporte desde las claves de disponibilidad, accesibilidad y confidencialidad, tanto para petición de información como para explicitación de las emociones.


Como consideración final hemos de hacer hincapié que en que las técnicas a utilizar en pacientes al final de la vida son las mismas que las que se emplean con otras personas en diferentes circunstancias vitales. No obstante igualmente importante resulta ser especialmente sensible a la situación tan delicada y definitiva para la vida de las personas en que se producen nuestras intervenciones.

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