jueves, 30 de abril de 2015

Técnicas para una Terapia de Pareja

LA PREGUNTA MILAGRO

Es una secuencia de preguntas que solemos iniciar de la siguiente forma:

“Supongan que esta noche, mientras están durmiendo, sucede una especie de milagro y los problemas que les han traído aquí se resuelven, no como en la vida real, poco a poco y con el esfuerzo de todos, sino de repente, de forma milagrosa. Como están durmiendo no se dan cuenta de que ese milagro se produce. ¿Qué cosas van a notar diferentes mañana que les hagan darse cuenta de que ese Milagro se ha producido?”

Ejemplo de Pregunta del Milagro:

T: Ahora quería hacerles una pregunta un tanto extraña; extraña en el sentido de que va a requerir que ustedes utilicen mucho su imaginación. Les pido que presten mucha atención a ella porque su respuesta va a ayudar mucho a que terminemos de aclarar en qué tiene que consistir exactamente nuestra ayuda. Quiero que se imaginen que esta sesión termina y que ustedes vuelven a sus casas..., imaginen que el resto del día transcurre con normalidad y que se van a dormir... Imaginen que..., mientras están durmiendo..., sucede un “milagro”..., y que todos los problemas que les han traído aquí se resuelven de repente. Como están durmiendo, no se dan cuenta que ese milagro se ha producido, por eso quiero que se imaginen y me digan: ¿Qué cosas van a notar diferentes mañana que les van a hacer pensar que ese “milagro” se ha producido?

C1: Ehhh... uff... ¡no sé!, ¡es difícil!
T: Sí, lo sé, es difícil, sé que les estoy pidiendo un gran esfuerzo

C2: Pienso que las cosas estarán más calmadas, que estaremos más tranquilos.
T: Hmm...! ¿En qué va a notar que “las cosas” están más tranquilas?
C2: Lo que pasa es que... no sé... es que ahora es llegar a casa y nada más abrir la puerta ya está con mala cara, es como si me esperara para discutir, es verla con esa actitud y yo ya me enfado... es llegar a casa y pelear... da igual el motivo...
T: Sí, me hago una idea. Por favor imagínese que están en el día después del “milagro”, ¿cómo va a cambiar eso?
C2: No sé..., imagino que ella estaría haciendo algo en la casa, no sé..., cualquier cosa que tuviera que hacer
T: Ajá!!, ése es el tipo de cosas que me interesan, usted va a llegar a casa y ella va a estar haciendo sus cosas..., siga imaginando por favor, ¿qué más cosas diferentes va a hacer ella?
C2: No me mirará con mala cara.
T: Vale. ¿qué va a hacer en lugar de mirarle con mala cara?
C2: Uff..., no sé..., es difícil..., quizá me dé un beso de bienvenida.

T: Bien, ¡buena idea!, tal vez le dé un beso de bienvenida. Siga imaginando por favor..., entra en casa y ella está haciendo sus cosas, ella le oye llegar y se acerca para recibirle con un beso... ¿Qué más?
C2: creo que nada especial, sólo pequeñas cosas, hablaríamos... nos reiríamos... algo así.
T: Sí, sí, esas pequeñas cosas, esos pequeños detalles son importantes, son los que me ayudan a hacerme una idea de lo que será sus vidas una vez que hayan resuelto sus problemas.
T: (dirigiéndose a la mujer) ¿Puede imaginarse la escena que está describiendo su marido?
C1: Sí.
T: ¿Encaja también con su milagro?
C1: Sí, encaja, sí
T: (sigue con la mujer) ¿De qué cosas cree que van a hablar?
C1: creo que de lo mismo que hablábamos antes, del trabajo, sí..., antes siempre cuando llegaba me contaba cosas de su trabajo.
T: Ajá, así que una de las cosas de las que van a hablar es del trabajo. C1: sí, o de cualquier otra cosa..., ¡si es que ahora no hablamos!
T: Entonces vais a hablar más. Intenta seguir imaginando esa escena después del milagro. ¿Cómo crees que va a reaccionar él cuando le recibas con un beso?
C1: Bien, seguro que bien... él sabe que siempre he sido muy cariñosa. T: Ya..., sí, ¿qué crees que va a hacer?

Una vez obtenida una buena descripción del futuro sin problema, es posible dar un paso más y traducirla en un plan concreto de acción. “Si quisieras empezar a hacer algo de todo esto mañana mismo, ¿qué podría ser?, “De todas las cosas que habéis mencionado, ¿cuáles son las más sencillas de poner en práctica?”.
Finalmente podemos volver al presente y al pasado inmediato desde la perspectiva positiva que hemos generado en el futuro. Hablamos entonces del trabajo con excepciones, es decir, con las ocasiones en que no se da el problema. Puede iniciarse preguntando “¿Cuál es la última vez que se ha producido alguna parte de este milagro que acabas de describir?”.

TRABAJO SOBRE EXCEPCIONES

Steve de Shazer define como “excepciones” aquellas ocasiones en las que, en contra de lo esperado, no se da la conducta-problema. En un sentido más amplio, diríamos que las excepciones son aquellas conductas, percepciones, ideas y sentimientos que contrastan con la queja y tienen la potencialidad de llevar a una solución si son adecuadamente ampliadas (de Shazer, 1991).

Ejemplo trabajo con excepciones: en la primera entrevista el cliente y su mujer habían contestado a la pregunta milagro describiendo varios aspectos de su relación que querían mejorar, durante la primera entrevista se exploró un cambio pretratamiento sin conseguir atribuciones internas de cómo conseguía resistir la tentación de beber.

T: Imagino que en esta semana habrá habido momentos buenos y momentos malos, me gustaría empezar hablando de los primeros, ¿qué cosas han ido mejor durante esta semana?
C1: No he bebido ni una sola gota de alcohol.
T: ¡¡¿Sí?!!, ¿cuánto tiempo llevas ya sin beber?
C1: 12 días.
T: ¡Son muchos días!
C2: Es su récord, nunca había conseguido estar tanto tiempo. C1: ¡Ha sido una semana estupenda!
T: (A los dos) contadme qué ha pasado en estos días.
C2: mi marido ha hecho un gran trabajo.
T: Estoy segura de que tú también le ayudas mucho.

C1: Pues mira, yo creo que lo más importante es que yo esté tranquilo. Antes nunca lo estaba, siempre estaba con la mentira preparada, ahora, al no beber estoy tranquilo porque no tengo que engañarla.
T: Bien, entiendo. Me gustaría que me contarais cómo son las cosas en casa cuando hay más tranquilidad, (a la mujer), ¿en qué se le nota a tu marido que está más tranquilo?
C2: No sé, quizá... bueno, sí, está más tiempo conmigo y he notado que colabora algo más en la casa, ¡aunque no se le dé muy bien! (risas). Ahora cuando llego a casa las cosas están recogidas y la cama está hecha.
C1: (Entre risas) es verdad, no soy muy bueno con las tareas de casa, pero creo que debo ayudarla, al fin y al cabo ella trae el dinero a casa.
T: ¿Te sorprendió mucho descubrir que tu marido es todo un “amo de casa”? C1: (Riéndose) La verdad es que no lo hago muy bien.
T: Pero al menos lo intentas, ¿no?, (a la mujer) ¿cómo reaccionaste al llegar a casa y ver las cosas recogidas y la cama hecha?
C2: Pues no lo sé, imagino que me pondría contenta.
C1: Sí lo sabes. (Mirando a la terapeuta) Ha estado más amable y comprensiva conmigo, apenas hemos discutido y lo mejor de todo, es que no ha estado todo el tiempo recordándome que saliera a buscar trabajo.
C2: No ha hecho falta, (mirando a la terapeuta) él se ha adelantado y ha llamado a su antiguo trabajo.
T: eso es realmente interesante, esa es una de las cosas que dijisteis que sería buen indicador de que las cosas van mejorando. Veo que la semana ha sido muy activa; las cosas están al menos un poco mejor, han discutido menos, (mirando al marido) has empezado a buscar trabajo y sigues sin beber. Vamos, por partes, (a la mujer) ¿qué es lo que tu marido ha estado haciendo diferente esta semana?, ¿qué es lo que más te ha llamado la atención?
C2: Pues eso, que está más activo. T: Sí, ¿puedes ponerme un ejemplo?
C2: Pues..., salió a hacer la compra, porque yo no me encontraba bien, y barrió y fregó la casa.
T: Buenos ejemplos, sigue...
C2: Llamó a su trabajo anterior para ver si podía volver... 

C1: (superponiéndose) lo perdí por culpa de la bebida.
T: (Dirigiéndose al marido) Me queda claro lo que habéis estado haciendo para que las cosas vayan mejor en casa, lo que no acabo de entender es cómo eso te ayuda a mantenerte alejado de la bebida.
C1: Pues... la verdad es que está relacionado, pues yo antes me sentía mal, estresado, desesperado... y la única salida que veía era eso... beber... la bebida era mi única salida.
T: ¿Qué cosas ha hecho tu mujer que te ayudan a mantenerte alejado de la bebida?
C1: Cuando salimos de aquí seguimos hablando de lo que nos pasaba, lo hemos empezado a ver como una “enfermedad”, y ahora siento que ella me entiende...
T: Estoy de acuerdo con eso, te has dado cuenta que trabajáis en equipo y eso te ayuda, ¿qué cosas de las que ella ha estado haciendo te han ayudado más?
C1: Lo que más es el que me escuche, que escuche mis problemas y no me eche en cara que estoy sin trabajo.

EL INTENTO DE FORZAR ALGO QUE SÓLO PUEDE OCURRIR DE MODO ESPONTÁNEO.

Terapeuta (a un paciente con ideas obsesivas): Usted trata de mantener control sobre sus pensamientos. Pero no lo está consiguiendo. Lo único que puede hacer es esperar hasta que vengan esos pensamientos perturbadores. Cuando lleguen, usted intenta quitárselos de la cabeza, pero permanecen hasta que ellos han decidido marchar. No; para que usted logre controlarlos, el primer paso consiste en que sea usted quien determine cuándo tienen que venir y cuánto tiempo permanecerán, al menos durante algún tiempo. Ahora bien, dice usted que dichos pensamientos no suelen asaltarle a las nueve de la mañana, sino que de ordinario aparecen hacia mediodía. Pues bien, usted puede controlarlos. A las nueve de la mañana usted hace que salgan deliberadamente esos pensamientos perturbadores y los mantiene hasta las nueve y media por lo menos. Es posible que tales cavilaciones intenten abandonarlo antes pero debe usted obligarlas a seguir allí. Si su mente pretende vagabundear en otras direcciones, oblíguela a volver a sus cavilaciones. En otras ocasiones, éstas se presentarán espontáneamente. Muy bien, pero no deje que se vayan cuando ellas hayan decidido marcharse. Usted las conserva durante otros cinco o diez minutos, por lo menos. Ellas pueden decidir cuándo se presentan, pero usted controlará el momento en que deban marcharse. (R. Fisch, J.H. Weakland y L. Segal, 1994).

EL INTENTO DE DOMINAR UN ACONTECIMIENTO TEMIDO APLAZÁNDOLO


Terapeuta (a un estudiante con miedo a los exámenes): En el próximo examen, no me importa la calificación que usted obtenga, sino más bien el hecho de que es una oportunidad para aprender algo más acerca de su problema. De hecho, le garantizo que, por más que haya estudiado, no obtendrá en él una nota superior a 90 sobre 100. Cuando le entreguen el cuestionario de examen, quiero que lea detenidamente las diez preguntas que aparecen en él. Entonces, elegirá una y la dejará sin respuesta, a pesar de lo mucho que sepa sobre el tema. Tengo el máximo interés en cómo elegirá usted dicha pregunta, porque gracias a este proceso aprenderá usted algo útil sobre su problema. (R. Fisch, J.H. Weakland y L. Segal, 1994). 

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