Aunque todos hablamos
diariamente con otras personas, para hablar en público se necesita
aprender y dominar unas
habilidades y destrezas básicas cuyo aprendizaje requiere esfuerzo y
dedicación.
El proceso de hablar en
público también se puede dividir en fases:
introducción, desarrollo y
terminación.
1.
Introducción.
En ella se anticipa lo que
se va a decir durante la exposición del tema objeto
de la exposición.
Con ésta se intenta ganar
la atención de la audiencia, estimular su interés por el tema y
preparar el camino para el
desarrollo de la exposición.
Hay muchas formas distintas
de estimular el interés de la audiencia por el tema durante la
introducción. Así, por
ejemplo, se les puede hacer una pregunta sugestiva; comentarles
una afirmación insólita,
audaz o sorprendente; presentar un ejemplo o narrarles una
anécdota; comenzar con una
nota de humor; emplear una cita provocativa; plantear una
situación hipotética;
contar una experiencia personal, etc.
En la introducción se
presenta el tema de la exposición y, generalmente, se avanza un
esquema de sus puntos
principales o se anticipa la idea central.
2.
Desarrollo (o cuerpo).
Durante éste se exponen las
ideas principales que previamente
hemos esquematizado.
Incluye generalmente entre
dos y cinco puntos principales (en una exposición breve), que
sirven para expresar y
fundamentar la idea central de la exposición. Para desarrollar cada
punto principal uno puede
utilizar ejemplos, testimonios, analogías, citas estadísticas,
casos específicos,
explicaciones, argumentos y ayudas visuales (diapositivas, películas,
gráficos, pizarra…). Es
conveniente no dar toda la información de golpe, sino explorar las
ideas en función del tiempo
que se tenga. Es también aconsejable no ir saltando de una
materia a otra, sino
guardar un cierto orden y coordinación entre las ideas o puntos a
exponer; los oyentes
pierden el interés cuando escuchan cosas sueltas y desorganizadas.
3. Terminación
(conclusión). En ella se hace un resumen de lo dicho, una síntesis de lo que
se ha pretendido exponer o
plantear.
Por ejemplo, tú puedes
querer que el auditorio quede informado o persuadido de algo, que
ponga en duda alguna cosa,
que se sienta llamado a la acción o que se haga una serie de
preguntas sobre algo. Tres
son los modos básicos de concluir una exposición:
a) Expresar o reafirmar la
idea central.
b) Sintetizar los puntos
principales expuestos.
c) Indicar una acción deseada,
exhortando al auditorio a llevar a cabo una acción o
acciones específicas.
Estructura y
proceso para articular
una exposición oral
pública
ORGANIZACIÓN DE LA
EXPOSICIÓN
Cuando se va a realizar una
exposición es conveniente seguir cierto orden en lo que se va a
decir y como se va a
exponer. Es decir, se ha de tener previsto lo que puede ocurrir o
queremos que ocurra desde
que uno se dirige al lugar desde donde va a hablar hasta que lo
abandona.
Un orden aconsejable para
organizar los pasos o tareas a realizar podría ser el siguiente:
A continuación
vamos a comentar más pormenorizadamente las fases en las que hemos
subdividido la
exposición propiamente dicha.
1. Acércate al lugar desde
donde vas a hablar con paso natural y desenvuelto.
2. Si eres presentado, mira
al público tanto como al presentador. No mires al suelo
fingiendo modestia.
3. Mira a la audiencia
antes de comenzar la exposición.
4. Saluda al público.
5. Comienza tu exposición,
la cual es conveniente que esté organizada en tres partes:
Introducción, desarrollo y
terminación, tal como te acabamos de indicar en la introducción.
6. Mira de vez en cuando,
durante unos instantes, a los componentes del auditorio
mientras permaneces en
silencio. Estas pausas muy breves alivian la atención y
concentración de la
audiencia y, por tanto, se agradecen.
7. Haz una referencia
expresa al público con comentarios de despedida, agradecimiento,
cumplido, etc.
8. Si debes dejar tu sitio
a otro conferenciante, abandona el lugar con paso natural y
desenvuelto.
(Los puntos 3 y 6 pueden preceder y seguir a los 4 y 7,
respectivamente.
INTRODUCCIÓN A LA EXPOSICIÓN.
DISTINTOS MODOS DE LOGRAR UN BUEN INICIO
Una buena introducción ha de centrar la
atención del público y permitir que la audiencia crea lo
que estás diciendo. Intenta que sea una
introducción corta, es decir, ha de durar entre el 10 y el
20 por 100 del tiempo total de la
exposición (por ejemplo, si la exposición es de 1 hora, la
introducción será de 6-12 minutos).
Veamos ahora diversas formas que pueden
ser utilizadas para lograr un buen inicio de la
exposición:
1. Implica a tu audiencia. Si te gusta implicar a las personas que
te escuchan en el tema
que vas a desarrollar, o piensas que
por su relevancia es necesario implicar en la medida
de lo posible a tu audiencia, entonces
precisas conocer lo que le puede preocupar al
público al que te diriges (si es
presentar un trabajo de clase, el público serán tus compañeros).
Ejemplo
El tema propuesto es el de los
embarazos no deseados. El ponente inicia la
exposición dirigiéndose a los presentes
del modo que sigue: «Quizá algunos de
vosotros os hayáis planteado
la posibilidad de mantener relaciones sexuales,
pero no habéis pensado en el
alto riesgo que existe de que pueda darse un
embarazo no deseado si no se
toman las medidas pertinentes».
2. Resalta la importancia del
tema. Si has
decidido que vas a comenzar resaltando la
importancia del tema para motivar a tu
audiencia, entonces el empleo de gráficas, tablas o
cuadros te permitirá clarificar mejor
lo que estás diciendo y centrar la atención de los
presentes.
Ejemplo
Siguiendo con el tema de los embarazos
no deseados, podrías poner una
transparencia o escribir en la pizarra
la cifra 500.000. Mientras la audiencia dirige
su atención hacia la cifra, tú podrías
ir diciendo: «En
España más de medio
millón de chicas adolescentes
se quedan embarazadas sin desearlo. Esto crea
grandes problemas...»
3. Intriga al público, estimula
su curiosidad. Si
deseas empezar así, entonces puedes
comenzar con una pregunta que les haga
pensar.
Ejemplo
Siguiendo con nuestro tema de los
embarazos no deseados, puedes dirigirte a la
audiencia del modo que sigue: «¿Sabíais que sólo un tercio
de los chicos que
dejan a su novia embarazada
se hacen responsables de su hijo? Si vuestra
novia se quedara embarazada
¿os haríais responsables del niño?»
Puedes utilizar una, dos o las tres
formas que te hemos expuesto. No son excluyentes. Estas
formas sólo tienen un fin: ayudarte a
lograr despertar el interés de tu publico y, por tanto, a
tener un buen inicio de tu exposición.
También has de saber que para acabar la introducción
has de hacerlo de forma clara y
concisa.
Ejemplo
«Por tanto, vamos a ocuparnos de
abordar el problema de los embarazos no
deseados»
DESARROLLO DE LOS CONTENIDOS DE
LA EXPOSICIÓN
1.
El tiempo.
Esta parte ha de ocupar entre el 80 y
el 85 por 100 del tiempo disponible. Es
importante saber de cuánto tiempo
disponemos para así seleccionar aquello que vamos a
decir. Por ejemplo, si tenemos una
hora, podremos contar mucho más que si tenemos 15
minutos, donde sólo podremos exponer
las ideas fundamentales. Por otra parte, has de
saber que cuando uno tiene que exponer
un tema y busca información acerca de él, no
expone todo aquello que ha leído, sino
sólo una parte: la información más relevante.
También se ha de ser previsor y tener
cierto material en la reserva, por si a la hora de la
exposición le han fallado a uno sus
cálculos y observa que va a acabar antes de tiempo. De
igual modo, también hay que tener
previsto de qué ideas se pueden prescindir en el caso de
que uno vea que el tiempo es
insuficiente para exponer todo lo que se ha preparado.
2.
Las ideas.
Para que puedas diferenciar y ordenar
las ideas has de saber que, generalmente,
se distinguen cuatro tipos: centrales,
principales, de apoyo y de transición. Las ideas
centrales van arropadas por las
principales, las cuales se sirven de las de apoyo. Para
pasar de una idea central a otra se
usan las ideas o pensamientos de transición. Vamos a
verlo un poco más detenidamente.
Una idea central es aquella que queda
cuando se reduce toda la exposición a una oración.
Sus ideas principales son las que se
utilizan para apoyarla. Las de apoyo o secundarias son
las que sirven para respaldar las ideas
principales y se pueden identificar fácilmente porque
responden a preguntas como: ¿Qué?,
¿Quién?, ¿Dónde? o ¿Cómo? Algunas de estas
últimas son los ejemplos que se ponen
cuando, por ejemplo, estamos contando un suceso,
damos explicaciones complementarias
para ampliar una de las ideas principales, hacemos
demostraciones utilizando la pizarra o
a alguien del público, usamos datos estadísticos en
forma de gráficas, tablas, figuras,
etc., o empleamos cifras que han dado personas con
autoridad sobre un tema.
Las llamadas ideas de transición, como
hemos indicado, las utilizamos para unir las distintas
partes de una exposición. Esta unión
puede ser:
a) Entre ideas principales (por
ejemplo, «Hasta
aquí hemos comentado..., ahora nos
referiremos a...»).
b) Entre ideas de apoyo (por ejemplo, «¿Por qué digo esto? Bien, me
explicaré…
c) Entre la introducción y la primera
idea principal (por ejemplo, «Hay cuatro
argumentos básicos que apoyan
mi posición. El primero...»).
d) Entre el desarrollo y la conclusión
(por ejemplo, «En resumen, he intentado exponer
que...»).
MANTENER LA
ATENCIÓN DE LA AUDIENCIA DURANTE LA EXPOSICIÓN (O CÓMO EVITAR EL
ABURRIMIENTO)
También es muy importante
conocer cómo puedes mantener la atención de la audiencia
durante el desarrollo de la
exposición. Hay tres formas de proceder que te ayudarán a
conseguirlo: a)
proporcionando una perspectiva general de los puntos principales de la
exposición,
b) resumiendo lo que se ha
dicho y c) haciendo esquemas.
a) Para el uso del primer
recurso, mostrar una perspectiva general de los puntos principales
de la exposición, has de
presentar al público los puntos o elementos principales de los que
vas a ocupar. Esto
permitirá que quien te oiga pueda seguir tu exposición.
Ejemplo
Si se tratase de una charla
sobre el control del peso, podrías decir: «Hay tres
factores que son
fundamentales para perder peso: disminuir calorías, limitar la
ingesta de
determinados alimentos y hacer ejercicio regularmente.»
b) Resumir a los oyentes lo
que se ha dicho hasta ese momento ayuda a que los presentes
no pierdan el hilo de la
exposición, al tiempo que da al ponente la oportunidad de recordar
lo que ya ha dicho y poder
enlazar bien la última idea expuesta con la siguiente.
Ejemplo
«Hasta ahora
hemos hablado sobre el papel de la reducción de calorías, la
limitación de las
ingestas y la importancia del ejercicio físico regular. Ahora
tenemos que
plantearnos establecer un objetivo razonable para perder peso.»
c) Finalmente, el uso de
esquemas permite guiar al público de forma clara. Su elaboración es
muy sencilla, basta con dar
nombre a cada uno de los puntos que abordamos.
Ejemplo
▪ La ingesta excesiva.
▪ El sedentarismo.
▪ Las alternativas: el control de la ingesta y el ejercicio físico
regular.
También se pueden incluir
subapartados en cada punto:
▪ La ingesta excesiva.
– La ingesta
excesiva de grasas.
– La ingesta
excesiva de hidratos de carbono.
Ahora bien, si se incluyen
subapartados, procura no excederte; el exceso de
información también es
perjudicial, puede desorientar a la audiencia.
Estructura y proceso
para articular
una exposición oral
pública
EL MOMENTO DE
ACABAR LA EXPOSICIÓN (UN MOMENTO QUE SIEMPRE LLEGA ANTES DE LO
QUE UNO ESPERA).
No debe durar más del 5 o
el 10 por 100 del tiempo total de la exposición. En este momento el
tono de la voz ha de ser
más lento y pausado que durante el desarrollo.
Dos son los recursos
centrales ahora: a) resumir adecuadamente el contenido de la exposición
y b) tener preparada la
despedida.
a) Para el primero haz un
resumen de lo que has dicho tomando como referencia las ideas
principales, los datos
básicos que deberían ser recordados y preséntalo utilizando una de
las siguientes frases
hechas:
Ejemplo
«En conclusión…»
«En resumen…»
«El propósito de
mi exposición ha sido...»
«Para terminar,
podemos concluir lo siguiente...»
«Para acabar esta
exposición, me gustaría… (resumir en tres puntos)»
b) Finalmente, mirando a la
audiencia y con una leve sonrisa utiliza la frase de despedida:
Ejemplo
«Esto es todo.
Muchas gracias»
Son muy importantes las habilidades verbales y las no verbales a la
hora de hablar en público. Las iremos explicando en semanas posteriores.
2ª Parte
Una buena introducción ha de centrar la atención del público y permitir que la audiencia crea lo que estás diciendo. Intenta que sea una introducción corta, es decir, ha de durar entre el 10 y el 20 por 100 del tiempo total de la exposición (por ejemplo, si la exposición es de 1 hora, la introducción será de 6-12 minutos).
Veamos ahora diversas formas que pueden ser utilizadas para lograr un buen inicio de la exposición:
1. Implica a tu audiencia.
Si te gusta implicar a las personas que te escuchan en el tema que vas a desarrollar, o piensas que por su relevancia es necesario implicar en la medida
de lo posible a tu audiencia, entonces precisas conocer lo que le puede preocupar al público al que te diriges (si es presentar un trabajo de clase, el público serán tus compañeros).
Ejemplo
El tema propuesto es el de los embarazos no deseados. El ponente inicia la
exposición dirigiéndose a los presentes del modo que sigue: «Quizá algunos de
vosotros os hayáis planteado la posibilidad de mantener relaciones sexuales,
pero no habéis pensado en el alto riesgo que existe de que pueda darse un
embarazo no deseado si no se toman las medidas pertinentes».
2. Resalta la importancia del tema. Si has decidido que vas a comenzar resaltando la
importancia del tema para motivar a tu audiencia, entonces el empleo de gráficas, tablas o cuadros te permitirá clarificar mejor lo que estás diciendo y centrar la atención de los presentes.
Ejemplo
Siguiendo con el tema de los embarazos no deseados, podrías poner una
transparencia o escribir en la pizarra la cifra 500.000. Mientras la audiencia dirige
su atención hacia la cifra, tú podrías ir diciendo: «En España más de medio
millón de chicas adolescentes se quedan embarazadas sin desearlo. Esto crea
grandes problemas...»
3. Intriga al público, estimula su curiosidad.
Si deseas empezar así, entonces puedes comenzar con una pregunta que les haga pensar.
Ejemplo
Siguiendo con nuestro tema de los embarazos no deseados, puedes dirigirte a la
audiencia del modo que sigue: «¿Sabíais que sólo un tercio de los chicos que
dejan a su novia embarazada se hacen responsables de su hijo? Si vuestra
novia se quedara embarazada ¿os haríais responsables del niño?»
Puedes utilizar una, dos o las tres formas que te hemos expuesto. No son excluyentes. Estas formas sólo tienen un fin: ayudarte a lograr despertar el interés de tu publico y, por tanto, a tener un buen inicio de tu exposición. También has de saber que para acabar la introducción has de hacerlo de forma clara y concisa.
Ejemplo
«Por tanto, vamos a ocuparnos de abordar el problema de los embarazos no
deseados»
DESARROLLO DE LOS CONTENIDOS DE LA EXPOSICIÓN
- El tiempo.
importante saber de cuánto tiempo disponemos para así seleccionar aquello que vamos a decir. Por ejemplo, si tenemos una hora, podremos contar mucho más que si tenemos 15 minutos, donde sólo podremos exponer las ideas fundamentales.
Por otra parte, has de saber que cuando uno tiene que exponer un tema y busca información acerca de él, no expone todo aquello que ha leído, sino sólo una parte: la información más relevante.
También se ha de ser previsor y tener cierto material en la reserva, por si a la hora de la exposición le han fallado a uno sus cálculos y observa que va a acabar antes de tiempo. De igual modo, también hay que tener previsto de qué ideas se pueden prescindir en el caso de que uno vea que el tiempo es insuficiente para exponer todo lo que se ha preparado.
- Las ideas.
se distinguen cuatro tipos: centrales, principales, de apoyo y de transición. Las ideas centrales van arropadas por las principales, las cuales se sirven de las de apoyo.
Para pasar de una idea central a otra se usan las ideas o pensamientos de transición.
Vamos a verlo un poco más detenidamente.
Una idea central es aquella que queda cuando se reduce toda la exposición a una oración.
Sus ideas principales son las que se utilizan para apoyarla. Las de apoyo o secundarias son las que sirven para respaldar las ideas principales y se pueden identificar fácilmente porque responden a preguntas como: ¿Qué?, ¿Quién?, ¿Dónde? o ¿Cómo? Algunas de estas últimas son los ejemplos que se ponen cuando, por ejemplo, estamos contando un suceso, damos explicaciones complementarias para ampliar una de las ideas principales, hacemos demostraciones utilizando la pizarra o a alguien del público, usamos datos estadísticos en forma de gráficas, tablas, figuras, etc., o empleamos cifras que han dado personas con autoridad sobre un tema.
Las llamadas ideas de transición, como hemos indicado, las utilizamos para unir las distintas partes de una exposición.
Esta unión puede ser:
a) Entre ideas principales (por ejemplo, «Hasta aquí hemos comentado..., ahora nos
referiremos a...»).
b) Entre ideas de apoyo (por ejemplo, «¿Por qué digo esto? Bien, me explicaré…
c) Entre la introducción y la primera idea principal (por ejemplo, «Hay cuatro
argumentos básicos que apoyan mi posición. El primero...»).
d) Entre el desarrollo y la conclusión (por ejemplo, «En resumen, he intentado exponer
que...»).
MANTENER LA ATENCIÓN DE LA AUDIENCIA DURANTE LA EXPOSICIÓN (O CÓMO EVITAR EL ABURRIMIENTO)
También es muy importante conocer cómo puedes mantener la atención de la audiencia durante el desarrollo de la exposición. Hay tres formas de proceder que te ayudarán a conseguirlo:
a) proporcionando una perspectiva general de los puntos principales de la exposición,
b) resumiendo lo que se ha dicho y
c) haciendo esquemas.
a) Para el uso del primer recurso, mostrar una perspectiva general de los puntos principales de la exposición, has de presentar al público los puntos o elementos principales de los que vas a ocupar. Esto permitirá que quien te oiga pueda seguir tu exposición.
Ejemplo
Si se tratase de una charla sobre el control del peso, podrías decir: «Hay tres
factores que son fundamentales para perder peso: disminuir calorías, limitar la
ingesta de determinados alimentos y hacer ejercicio regularmente.»
b) Resumir a los oyentes lo que se ha dicho hasta ese momento ayuda a que los presentes no pierdan el hilo de la exposición, al tiempo que da al ponente la oportunidad de recordar lo que ya ha dicho y poder enlazar bien la última idea expuesta con la siguiente.
Ejemplo
«Hasta ahora hemos hablado sobre el papel de la reducción de calorías, la
limitación de las ingestas y la importancia del ejercicio físico regular. Ahora
tenemos que plantearnos establecer un objetivo razonable para perder peso.»
c) Finalmente, el uso de esquemas permite guiar al público de forma clara. Su elaboración es muy sencilla, basta con dar nombre a cada uno de los puntos que abordamos.
Ejemplo
▪ La ingesta excesiva.
▪ El sedentarismo.
▪ Las alternativas: el control de la ingesta y el ejercicio físico regular.
También se pueden incluir subapartados en cada punto:
▪ La ingesta excesiva.
– La ingesta excesiva de grasas.
– La ingesta excesiva de hidratos de carbono.
Ahora bien, si se incluyen subapartados, procura no excederte; el exceso de
información también es perjudicial, puede desorientar a la audiencia.
Estructura y proceso para articular
una exposición oral pública
EL MOMENTO DE ACABAR LA EXPOSICIÓN (UN MOMENTO QUE SIEMPRE LLEGA ANTES DE LO QUE UNO ESPERA).
No debe durar más del 5 o el 10 por 100 del tiempo total de la exposición. En este momento el tono de la voz ha de ser más lento y pausado que durante el desarrollo.
Dos son los recursos centrales ahora:
a) resumir adecuadamente el contenido de la exposición y
b) tener preparada la despedida.
a) Para el primero haz un resumen de lo que has dicho tomando como referencia las ideas principales, los datos básicos que deberían ser recordados y preséntalo utilizando una de las siguientes frases hechas:
Ejemplo
«En conclusión…»
«En resumen…»
«El propósito de mi exposición ha sido...»
«Para terminar, podemos concluir lo siguiente...»
«Para acabar esta exposición, me gustaría… (resumir en tres puntos)»
b) Finalmente, mirando a la audiencia y con una leve sonrisa utiliza la frase de despedida:
Ejemplo
«Esto es todo. Muchas gracias»
Son muy importantes las habilidades verbales y las no verbales a la hora de hablar en público. Las iremos explicando en semanas posteriores.
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