domingo, 5 de abril de 2015

Programa de Habilidades Sociales para Adolescentes



¿Qué son las habilidades sociales?

            Ha habido grandes problemas a la hora de definir qué es una conducta socialmente habilidosa.
            La habilidad social debe considerarse dentro de un marco cultural determinado, y los patrones de comunicación varían ampliamente entre culturas y dentro de una misma cultura, dependiendo de factores tales como la edad, el sexo, la clase social y de la educación. El grado de efectividad mostrado por una persona dependerá de lo que desea lograr en la situación particular en que se encuentre. La conducta considerada apropiada en una situación puede ser, inapropiada en otra.
            No existe una manera correcta de comportarse que sea universal. Dos personas pueden comportarse de un modo totalmente distinto en una misma situación, o la misma persona actuar de manera diferente en dos situaciones similares, y ser consideradas dichas respuestas con el mismo grado de habilidad social.
            Para algunos autores (Argyle, 1981, 1984; Kelly, 1982; Linehan, 1984), la conducta socialmente habilidosa debería definirse, en términos de la efectividad de su función en una situación, en vez de en términos de su topografía.
            Linehan (1984) señala que se pueden identificar tres tipos básicos de consecuencias:

1.     La efectividad para alcanzar los objetivos de la respuesta (efectividad en los objetivos).
2.     La efectividad para mantener o mejorar la relación con la otra persona en la interacción (efectividad en la relación); y
3.     La efectividad para mantener la autoestima de la persona socialmente habilidosa (efectividad en el respeto a uno mismo).

Caballo (1986) propone una definición de conducta socialmente habilidosa:

“La conducta socialmente habilidosa es ese conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas”.

            Hay un acuerdo sobre lo que conlleva el concepto de HHSS. El uso explícito del término habilidades significa que la conducta interpersonal consiste en un conjunto de capacidades de actuación aprendidas.
            Una adecuada conceptualización de la conducta socialmente habilidosa implica la especificación de tres componentes de la habilidad social: una dimensión conductual (tipo de habilidad), una dimensión personal (las variables cognitivas) y una dimensión situacional (el contexto ambiental).

La habilidad social:

  1. Es una característica de la conducta, no de las personas.
  2. Es una característica específica a la persona y a la situación, no universal.
  3. Debe contemplarse en el contexto cultural del individuo, así como en términos de otras variables situacionales.
  4. Está basada en la capacidad de un individuo de escoger libremente su acción.
  5. Es una característica de la conducta socialmente efectiva, no dañina.

            Para Van Hasselt y cols. (1979) tres son los elementos básicos de las HHSS:
           
a)     Las HHSS son específicas a las situaciones. El significado de una determinada conducta variará dependiendo de la situación en que tenga lugar.
b)    La efectividad interpersonal se juzga según las conductas verbales y no verbales mostradas por el individuo. Además, estas respuestas se aprenden.
c)     El papel de la otra persona es importante y la eficacia interpersonal debería suponer la capacidad de comportarse sin causar daño (verbal o físico) a los demás.

Kelly (1987): “Las habilidades sociales son aquellas conductas aprendidas que ponen en juego las personas en situaciones interpersonales para obtener o mantener reforzamiento del ambiente”.

Con respecto a esta definición, es necesario aclarar previamente tres conceptos clave:
-       Conductas aprendidas: que son consecuencia de un aprendizaje previo por parte del sujeto que las pone de manifiesto, a lo largo de su vida y a través de diferentes procedimientos (modelado, instrucciones, feedback...)
-       Situaciones interpersonales: Aquellas en las que aparece más de un sujeto y mantiene interacción con otro/s.
-       Reforzamiento: Aquel estímulo o conjunto de estímulos que, una vez emitida la conducta, provoca que, en otra situación similar, se vea incrementada la probabilidad de ocurrencia de dicha conducta. Generalmente, el reforzamiento social en forma de atención, es uno de los más potentes para instaurar y/o mantener comportamientos.

De esta definición se pueden extraer 3 aspectos clave:
1.     Las HHSS son conductas que elicitan reforzamiento del ambiente.
2.     Especificidad situacional de la conducta social.
3.     Descripción de la conducta socialmente competente de modo objetivo e identificable.

  1. Las habilidades sociales son conductas que elicitan reforzamiento del ambiente

Una manera de clasificar las HHSS según este aspecto es en virtud de su función y/o utilidad. Así, tendríamos:

    1. Establecimiento y/o mantenimiento de las relaciones con los demás.
    2. Consecución de objetivos que pueden ser de naturaleza no social.
    3. Impedir, fundamentalmente, que los demás eliminen o bloqueen el reforzamiento al que la persona tiene derecho.

A.   HHSS que facilitan el desarrollo de relaciones:

Para la mayoría de la gente el establecimiento de unas buenas relaciones con otras personas es un objetivo deseado, o una experiencia reforzante o agradable. El disponer un tejido adecuado de relaciones sociales es considerado como un evento reforzante para la mayor parte de la gente (p.ej; Personas de la 3ª edad que acuden a misa).
Entre este tipo de habilidades nos encontramos por ejemplo a las habilidades heterosociales de iniciación de citas, las habilidades conversacionales, las habilidades de elogio (capacidad para mandar cumplidos o hacer alabanzas a otras personas por emitir un determinado comportamiento).
Las HHSS que facilitan el asentamiento de relaciones tienen en común el hecho de que aumentan el “atractivo social” o el valor de reforzamiento de la persona que las exhibe. Es decir, que se incrementa la posibilidad de que los demás busquen la ocasión de interactuar (mantener contacto) en el futuro con ese individuo.

B.    HHSS utilizadas en el contexto interpersonal para conseguir reforzamiento no social.

Se ponen de manifiesto cuando las personas buscan objetivos deseados y reforzantes que no son, en sí mismos, de naturaleza interpersonal. El ejemplo más representativo es el de la manifestación de las HHSS para superar entrevistas de trabajo.

C.   HHSS que impiden o bloquean la pérdida de reforzamiento:

Son aquel conjunto de HHSS que se ponen de manifiesto para evitar o manejar la conducta poco razonable de los otros (oposición y aceptación asertiva). Equipan al individuo con una serie de procedimientos socialmente adecuados para expresar sentimientos, desacuerdos y peticiones de cambio en la conducta del “antagonista”.

  1. Especificidad situacional de las HHSS

Las HHSS son conductas que van a depender fundamentalmente, de la situación en la que nos encontremos. En determinadas situaciones será necesario poner de manifiesto un tipo u otro de HHSS, en función del contexto y/o de los objetivos propuestos (asertividad, comunicación, concertación de citas), y así mismo determinadas conductas, socialmente habilidosas en un contexto, no lo serán en otro (p.ej; la asertividad puede variar de un momento a otro, no es lo mismo aplicar este tipo de conductas con un hermano que un jefe colérico).
Además, el grado en que un determinado tipo de habilidad sea importante para un individuo dependerá, en gran medida, de la importancia que el sujeto conceda a ese objetivo mediante el empleo de esa habilidad (no es lo mismo la consecución de citas para un sujeto soltero que para otro felizmente casado).

-       Causas del fracaso en la manifestación de las HHSS:

a)     Falta de aprendizaje de la habilidad y/o aprendizaje inadecuado.
b)    Falta de utilización de la habilidad en determinadas situaciones: Aunque si se posee la habilidad en cuestión, determinados “signos” del ambiente o del contexto impiden que ésta se manifieste. El ejemplo sería el de un joven que es capaz de mantener conversaciones con personas de su propia edad y sexo, sin experimentar ningún tipo de ansiedad, pero que cuando ha de hacerlo con personas de la misma edad y del sexo opuesto aquello se convierte en un calvario.
c)     Las variables situacionales, que pueden influir en el reforzamiento: Si existe o no reforzamiento, feedback... Además, un tipo de habilidad social puede dar lugar a situaciones distintas, siendo reforzada en unas situaciones pero no en otras.

  1. Las HHSS han de ser descritas de manera objetiva y cuantificable

Cada habilidad social concreta puede ser operacionalizada en conductas más “pequeñas” (conductas moleculares) para poder determinar en qué medida se encuentran presentes en el individuo en la distintas interacciones, de forma objetiva y bastante precisa, y, a partir de ahí entrenar aquellas que sean deficitarias o se encuentren ausentes.
            Podemos decir que existe un problema social si el paciente experimenta una fuerte incomodidad subjetiva en determinadas situaciones sociales, si evita ciertas interacciones, o si no es capaz de obtener los resultados deseados, y/o culturalmente aceptables, de las relaciones sociales de una manera que otras personas relevantes juzgan como apropiada.
            Una adecuada conceptualización de la conducta socialmente habilidosa implica la especificación de tres componentes de la habilidad social, la dimensión conductual (tipo de habilidad), una dimensión personal (las variables cognitivas) y una dimensión situacional (el contexto ambiental).
            Quay y colaboradores elaboraron un sistema de clasificación de los trastornos conductuales. Este sistema incluye tres categorías: agresividad, retraimiento e inmadurez.

Agresión

            Esta clasificación refleja conductas tales como combatividad, desestructuración, destructividad, crueldad, irritabilidad, belicosidad, desafío a la autoridad, irresponsabilidad, necesidad de llamar la atención, bajos niveles de sentimiento de culpabilidad.
            Quay dice que lo esencial en este modelo es una agresividad antisocial activa que inevitablemente se traduce en conflictos con los padres, compañeros e instituciones sociales.

Retraimiento

            Las características son: sentimientos de desolación, miedo, ansiedad, quejas en relación al aspecto físico, y una manifiesta infelicidad. Este modelo de trastorno conductual caracterizado por el retraimiento presenta también otros síntomas: depresión, sentimientos de inferioridad, timidez, apocamiento, ansiedad, hipersensibilidad y aislamiento.

Inmadurez

Presenta las siguientes características: escasa capacidad de concentración, torpeza, preferencia por los compañeros menores, pasividad e incompetencia y tendencia a la ensoñación. En este modelo de inmadurez se manifiestan una serie de conductas que corresponden al desarrollo normal de un niño en edades tempranas pero que se han vuelto inadecuadas en relación a las expectativas que la sociedad tiene de un adolescente.
Las características de los tres modelos presentan, con claridad,  una inadaptación tanto desde el punto de vista social como desde el personal. Los extremos de estas conductas no se corresponden con las expectativas de los propios individuos, ni con las de los padres, profesores u otras instituciones sociales… Cada uno de estos modelos implica alineación interpersonal con los educadores, violencia en el caso de trastornos conductuales, retraimiento en el de trastornos de personalidad y falta de compromiso en el de inmadurez.
Estas descripciones del adolescente agresivo, retraído o inmaduro se basan en lo que hace cada adolescente. Pero desde la perspectiva de las deficiencias en el aprendizaje, también es aconsejable tener en cuenta lo que no hace. Así, el agresivo no sólo es violento, se pelea y tiene, en general, actitudes antisociales, sino que además carece de capacidad para ejercer control sobre sí mismo, negociar, pedir permiso, evitar situaciones conflictivas, comprender los sentimientos de los demás y enfrentarse con reacciones negativas. El joven retraído, presenta deficiencias en las actitudes prosociales, como mantener una conversación, integrarse a un grupo, enfrentarse al miedo, tomar decisiones, arreglárselas cuando lo dejan de lado, responder con convicción y enfrentarse con los mensajes contradictorios. Esta clase de adolescentes tiene dificultades para expresar y recibir disculpas, quejas o instrucciones. El modelo paralelo para los adolescentes inmaduros incluye una falta de capacidad para compartir, responder a las bromas y al fracaso, enfrentar la presión del grupo, establecer objetivos y concentrarse.
El programa de entrenamiento en habilidades sociales servirá para mejorar la adaptación de los adolescentes que presenten las características antes mencionadas.
Este programa va dirigido de forma específica a adolescentes. Nuestro programa se va a desarrollar aproximadamente en 11 sesiones.
            El contenido de estas sesiones será el siguiente:

1ª Sesión: Escucha activa, empatía (conocer sentimientos, expresarlos y comprender sentimientos de los demás) y comunicación no verbal.

2ª Sesión: Estilos de respuesta

3ª Sesión: Derechos asertivos

4ª Sesión: Iniciar, mantener y finalizar conversaciones (individual y en grupo)

5ª Sesión: Hacer y recibir cumplidos

6ª Sesión: Hacer y rechazar peticiones

7ª Sesión: Hacer y recibir críticas (pedir cambios de comportamiento). Disculparse.

8ª Sesión: Enfrentarse a la hostilidad de los demás, enfrentarse a las bromas y responder a una acusación.

9ª Sesión: Evitar los problemas con los demás y no entrar en peleas.

10ª Sesión: Seguir instrucciones

11ª Sesión: Sesión de cierre y repaso. Generalización a contextos.


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